Rápidos y exclusivos

Ignacio Ferreiro González

MOTOR ON

Con una estrategia de diseño que preserva y actualiza en el siglo XXI el carácter exclusivo y la deportividad como señas de identidad, Marek Reichman ha aportado al prestigioso fabricante británico una poderosa imagen, a la altura de su capacidad tecnológica.

24 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El comienzo del nuevo siglo parecía traer nuevos aires a uno de los más prestigiosos y admirados fabricantes de automóviles deportivos, tras una época sombría. Aston Martin volvía a competir en los circuitos a partir del 2005, alcanzando pronto resultados tan brillantes como las victorias del DBR9 en clase GT1 en Le Mans en 2007 y 2008. En 2007, tras dejar de formar parte del Grupo Ford, se trasladaba además desde las históricas instalaciones de Newport Pagnell a su nueva sede en la pequeña localidad de Gaydon, en el condado inglés de Warwickshire, donde se situaban ya una de las sedes de Jaguar y el British Motor Museum. A finales de aquel mismo año se inauguraba también en Gaydon el flamante edificio que albergaría el Design Studio, que por primera vez contaría con instalaciones propias.

Al frente de aquel departamento se encontraba desde el 2005 Marek Reichman, que continuaría en su cargo tras la salida de Ford, y que desde entonces se ha mantenido como director creativo del fabricante británico, además de vicepresidente ejecutivo en la actualidad. Nacido en Sheffield en 1966, Reichman se graduaba en Diseño Industrial en la Universidad de Teesside en Middlesbrough, para cursar después un Master en Diseño de Automóviles en el Royal College of Art de Londres, incorporándose tras sus estudios a Rover Cars en 1991. Designworks, el centro de diseño vinculado al grupo BMW en Newbury Park, California, será su próximo destino a partir de 1995, donde se ocupará como senior designer de los futuros modelos de Land Rover, entre ellos la tercera generación del Range Rover.

Tras haber regresado a Londres en 1998, un año más tarde es reclutado por Gerry McGovern para formar parte, de nuevo en California, del equipo al que el Grupo Ford encomienda renovar la imagen de su división Lincoln/Mercury, que será responsable de modelos como los Lincoln Continental (2002), Navicross y Mark X (ambos de 2003), o el Mercury Messenger, también del 2003. Sin haber dejado el Grupo Ford, y tras habérsele propuesto el traslado a Detroit como director de Producto, cuando Henrik Fisker decide abandonar en el 2005 el cargo de responsable de diseño de Aston Martin que venía ocupando desde el 2001 para formar su propia empresa, Fisker Coachbuild, Reichman asumirá su puesto y se encargará desde entonces tanto de las sucesivas versiones de modelos ya en producción, como el DB9, como del desarrollo de los nuevos proyectos.

El primero de los Aston de su cosecha será presentado en el salón del Automóvil de Detroit del 2006: el Rapide, un sedán de cuatro puertas basado en el DB9, al que seguirán el One-77 de 2009, las nuevas generaciones del Vanquish y el Vantage, y el DB11 de 2016 -que relevaría definitivamente al DB9-, además de modelos únicos como el CC100 Speedster de 2013, con el que el fabricante celebraba su centenario homenajeando al DBR1 ganador de Le Mans en 1959; el DB10 de 2014, desarrollado exclusivamente para la película de la serie Bond Spectre, y modelos de competición como el Vulcan Hypercar de 2015. Será responsable también de una propuesta virtual: el DP 100 Vision Gran Turismo de 2014, desarrollado para el videojuego Gran Turismo 6, convertido en un escaparate tecnológico en el que los fabricantes exponen sus propuestas más avanzadas; e incluso del proyecto del Volante Vision Concept de 2018, una aeronave de despegue vertical de tres plazas y propulsión eléctrica, con la que Aston Martin se suma a las iniciativas de movilidad basadas en las nuevas tecnologías.

A medio camino entre los prototipos denominados One-off y los modelos de serie se situaba el One-77. Solo 77 unidades fabricadas, tal como explicaba su nombre, de un superdeportivo con chasis monocasco de fibra de carbono que mantenía la configuración mecánica a la que Aston Martin ha sido siempre fiel -motor delantero, tracción trasera-, utilizando también una de sus clásicas motorizaciones, el V12 -en este caso con 7,3 litros de capacidad-, para alcanzar una potencia de 750 CV que le permite superar los 350 km/h. Por si fuera poco, siete unidades se fabricarían como una serie especial, con acabados personalizados.