Este es el libro que tu jefe debería leer

Blanca Hermida

EXTRAVOZ OK

Ser jefe no es tan fácil como lo pintan. Que los empleados lo pongan verde normalmente se incluye en el sueldo, pero hay un grupo de jefes que dañan la autoestima y la capacidad de aportar cosas de sus subordinados. En este libro los expertos los han calificado en cinco tipos: el ausente, el omnipresente, el protector, el frívolo o el perverso. ¿Es el tuyo uno de ellos?

16 oct 2016 . Actualizado a las 17:45 h.

Un vídeo que se hizo viral hace unos años cambiaba a los tipos de jefes por indios y los clasificaba en: incas (los que para hacer méritos no paran de hincar el codo y hacer horas), mayas (los que llegan a las 11 y preguntan ¿mallamado alguien?), aztecas (los que llegan a las 12 y repaten: tú hazte cargo de esto, tú de lo otro....) y los arapahoes (los que aparecen el viernes a última hora después de toda la semana fuera y dicen: ¡ahora pa joé una reunión!).  

Bromas aparte, la influencia de un buen o mal jefe puede cambiar los resultados de la empresa y hasta la vida de una persona. Por eso, Albert Alegre y José María Galí se propusieron dibujar en un libro los perfiles de cinco malos jefes que causan estragos y ofrecer también algunas pistas para que, si te encuentras con uno, no se lleve tu carrera por delante.

El primer tipo es el jefe ausente, que, aseguran, es lo mismo que si el entrenador de un equipo de fútbol se pasara el partido en el bar del palco. Ocupa el puesto pero no ejerce la función, normalmente delega responsabilidades y luego aparece en el momento de apuntarse los méritos. Los expertos recomiendan, en este caso, como empleados, rechazar las funciones que no nos corresponden sin buscar el enfrentamiento.

Después llegaría lo contrario, el jefe omnipresente, el que quiere controlar hasta el más mínimo detalle y te llama a horas intempestivas. «Obliga a sus empleados a llamarle diez veces al día para informarle, pues tiene una auténtica obsesión por la información», explican los autores.

El tercer perfil es del del jefe protector, que se caracteriza por huir de las decisiones dolorosas y porque «no es capaz de enfrentar a los subordinados incompententes o vagos». Para él ser popular es más importante que ser efectivo, y lo que muchos empleados ven como una suerte puede ser realmente «un enorme tapón» para su vida laboral.

En el catálogo de malos jefes se incluye también el frívolo, que a su vez se divide en dos tipos: el incapaz y el que tiene carácter. El primero suele serlo por haber heredado la empresa o por haberse vendido demasiado bien. El segundo suele ser bastante inteligente y, aunque pasa de la empresa suele tener un fiel escudero que compensa sus carencias. «Para lidiar con un jefe así hace falta ser capaz de integrar sus ideas geniales en una estrategia de fondo bien elaborada».

 El perverso

Por último, de lo peor que te puedes encontrar en el ámbito laboral es un jefe perverso. Este solo quiere utilizar a sus empleados para su beneficio y usa su poder para anular su voluntad y lograr la absoluta obediencia. Es como el jefe omnipresente, pero« con una intención maligna». En este caso, aseguran los expertos, lo mejor que puede hacer el empleado es intentar ser inteligente y jugar sus cartas para diseñar una estrategia «que básicamente ha de consistir en preparar su salto a otra empresa».

Según el estudio Randstad Workmonitor, correspondiente al segundo trimestre de este año, el 61% de los trabajadores españoles espera obtener un ascenso. Para los que piensen en convertirse en jefes en el futuro, el libro describe también las habilidades que deben tener para no encontrarse en la lista más criticada por los trabajadores. «Los buenos jefes dan una importancia máxima a las relaciones con sus empleados. (...) Tienen una gran capacidad para la empatía , para entender los deseos y las necesidades de las personas, y saben apoyar animar y aconsejar a sus subordinados de forma que estos se sienten motivados a trabajar duro y arriesgar». Lo dicho, si quiere ascender y estar en el grupo de los buenos jefes, apunte.