Un año de la erupción en La Palma: «Lo pasamos mal, vimos mucha tristeza»

Santiago Garrido Rial
Santiago Garrido LA VOZ EN LA PALMA

ESPAÑA

S. Garrido

Gallegos que estaban en la isla durante la erupción recuerdan cómo vivieron la catástrofe

18 sep 2022 . Actualizado a las 15:35 h.

Hay pocos gallegos en la canaria isla de La Palma. Nada que ver, ni en cantidad ni en proporción, con lo que ocurre en Fuerteventura, Lanzarote, el sur de Tenerife o de Gran Canaria. Y hay menos aún en las zonas afectadas por el volcán: Los Llanos y El Paso, algo menos Tazacorte. Los que están ya estaban hace un año, o muchos más, y obviamente esa experiencia los marcará para siempre.  

José Antonio Nieves. Teniente de la Guardia Civil y jefe de Tráfico en La Palma

José Antonio Nieves es guardia civil de raza y de estirpe, cuatro generaciones ya en su línea familiar. Criado en Vigo hasta los 10 años, y en Lugo hasta los 19, con padres radicados en Ribeira, lleva desde 1997 en Canarias (antes pasó por Valga, por ejemplo), y desde el 2004, en La Palma. Teniente del Cuerpo, es y era el año pasado el jefe de Tráfico en la isla y, por tanto, uno de los responsables de la primera línea del operativo que luchó contra las devastadoras consecuencias de la lava, que él además sufrió de manera directa al perder su casa en la zona de Las Manchas, entre El Paso y Los Llanos, con el volcán a un kilómetro escaso.

Nieves echa la vista atrás a aquellos 85 días que comenzaron en una jornada como la de mañana lunes: «Lo pasamos muy mal todos. Vimos mucha tristeza, gente perdiendo todo lo que tenía. No tengo buenos recuerdos». Desde el punto de vista profesional, cada día era un reto, porque se iban cortando carreteras a medida que avanzaba el volcán, había que tomar medidas nuevas, buscar alternativas. «No fue fácil. Entre todos, compañeros y de otras áreas, creo que hicimos un buen trabajo. Y también hubo buena disposición de la gente, todos colaborando y apoyando, es algo digno de reseñar». Los retos actuales son volver a la normalidad, usar la nueva carretera del norte al sur cuyas obras destaca por lo bien hechas. Hay ya nuevas carreteras que, por ejemplo, algunos populares navegadores no reconocen, y el turismo se ha incrementado, así que la presencia en las vías es más necesaria si cabe, especialmente en el área del volcán.

El teniente recuerda con tristeza cuando la lava se llevó su casa, en Las Manchas. El día 65 de los 85 de erupción. Parecía que se salvaba, pero no: llegó una colada que también se tragó parte del cementerio y su casa y otras muchas. Lo ve con resignación, por haber pasado un año, y con dolor por «haber criado a los hijos, tener ahí media vida, haber invertido mucho, pero hay que empezar de cero». ¿Resurge la isla? Cree que lo hará a largo plazo, porque todo lo que hay que hacer «tiene sus tiempos», pero de momento avanza lento. 

Alejandro Lorenzo Gil, ingeniero de montes de O Carballiño, posa en la cima de la Montaña de La Laguna, con la de Todoque al fondo, y restos de coladas.
Alejandro Lorenzo Gil, ingeniero de montes de O Carballiño, posa en la cima de la Montaña de La Laguna, con la de Todoque al fondo, y restos de coladas. Santiago Garrido

Alejandro Lorenzo Gil, ingeniero y jefe de Montes en La Palma

Alejandro Lorenzo Gil es de O Carballiño y tiene 46 años (seis en la isla). Es ingeniero de montes y tiene la atribución temporal de la Jefatura de la Sección de Montes de La Palma, que son palabras mayores en una isla de tamaña riqueza y variedad forestal. Hace un año trabajaba en la coordinación del grupo de intervención del plan de lucha. Lo recuerda: «Me viene a la cabeza el sufrimiento de la gente, perdiéndolo todo. La vivienda, el sitio en el que se crio. La impotencia de no poder hacer nada». Recuerda que los vecinos le decían que se iban a quedar sin vivienda, y le preguntaban constantemente por los avances de las coladas, para saber si aún seguía en pie. «Fue un trabajo duro, con gran parte emocional», dice. Poco que ver con los incendios, que son devastadores, pero procesos más ciertos, y aquí fueron 85 días inciertos e intensos. Cree que recuperar las comunicaciones, como se está haciendo, es básico, lo mismo que los servicios esenciales (electricidad, agua, riego...). En su día a día reconoce que hay mucho trabajo, y más que habrá de cara a los próximos años sobre todo en materia de prevención.

 Maximino Faro, de Mondariz, en su librería de Los Llanos.
Maximino Faro, de Mondariz, en su librería de Los Llanos. Santiago Garrido

Maximino Faro Cabirta, librero en Los LLanos

Maximino Faro es de Mondariz (Pontevedra), y lleva 31 años en Los Llanos. Hace uno limpiaba a diario la ceniza que cubría la entrada de su librería Arco Iris, frente al instituto. Dos de los libros que vende son Más fuertes que el volcán y Las otras historias del volcán. El importe de este último va íntegro para los damnificados. Trata a diario con clientes, amigos y vecinos que se han visto muy afectados. «La economía del valle va a tardar mucho en recuperarse, espero que lo haga con el tiempo, y que las familias que aún no tienen vivienda la consigan». Muchos se han ido a otros municipios o a otras islas, y los que se quieren quedar se enfrentan a los problemas de la «especulación y la inflación», de quienes intentan «aprovecharse con pisos, casas y terrenos, especulando, una situación lamentable y difícil de comprender, es algo que se sabe porque está en la calle». Conoce a vecinos a los que profesionalmente les va bien que no alcanzan para una vivienda nueva. «¿Qué será entonces de los que no tienen esa estabilidad económica?», se pregunta. Sobre el desaparecido Todoque y otros lugares, afirma que es «sobrecogedor» atravesar la carretera y ver el nuevo paisaje.

Los coruñeses Jorge Carreira, técnico, y Mara Cortés, jugadora de baloncesto.
Los coruñeses Jorge Carreira, técnico, y Mara Cortés, jugadora de baloncesto. Santiago Garrido

Jorge Carreira y Mara Cortés Rey, entrenador y jugadora del CB Aridane

Jorge Carreira Álvarez, 26 años, de Sada y asentado en A Coruña, llegó en agosto del año pasado a Los Llanos para entrenar al CB Aridane de baloncesto femenino. Unos días más tarde aterrizó en la isla Mara Cortés Rey, jugadora de 28 años, coruñesa de la Sagrada Familia. Un mes después pasó lo que pasó, y el pabellón en el que jugaban empezó a ser un gran centro de ayuda a los afectados. El tiempo ha pasado, ha regresado la normalidad y además han ascendido a las Liga Femenina 2 Nacional. Jorge está contento: el trabajo, la gente, el clima, el modo de vida. Mara, también. Todo muy tranquilo, la gente los saluda por la calle, sin agobios. Mara además está satisfecha a nivel deportivo y personal, el cambio le ha ayudado a mejorar, crecer, confiar más en sí misma, salir de la burbuja, y eso que el año pasado tuvo algo de morriña. Jorge dice que la distancia no es un problema, solo es un pequeño precio por dedicarse a lo que le gusta. Mara veía el volcán a diario, su familia la llamaba preocupada. Jorge sabe quién lo pasó mal y él mismo echó una mano en el desalojo de casas.