El último tiro de Sánchez para evitar el 10N: ofrece a Podemos cargos en la Administración central, pero fuera del Consejo de Ministros

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Chema Moya | EFE

El presidente en funciones presenta un documento con 370 medidas repleto de guiños a Podemos

04 sep 2019 . Actualizado a las 08:40 h.

Pedro Sánchez disparó ayer su última bala para evitar una nueva repetición electoral el próximo 10 de noviembre con la presentación del documento con el que pretende forzar a Unidas Podemos para que acabe allanando su investidura. Tal y como habían avanzado diversos dirigentes socialistas, se trata de una batería de 370 medidas que se compromete a llevar a cabo en su próximo mandato si finalmente logra la confianza de la Cámara Baja.

En este corpus programático aparecen buena parte de los puntos con los que el PSOE lanzó su última campaña de las generales, pero también destacan nuevos elementos que ha ido incorporando tras las reuniones con los líderes de plataformas de la sociedad civil con los que se ha ido entrevistando las pasadas semanas, además de algunas de las demandas que trasladó recientemente Podemos a Ferraz de cara a reactivar las negociaciones de la investidura.

Sin embargo, el gran obstáculo para que acabe cuajando el pacto no está en el programa, compartido a grandes rasgos por las dos formaciones, sino en que Iglesias exige la entrada de dirigentes de Podemos en el seno del Gobierno: nada menos que tres ministerios y una vicepresidencia, algo que Sánchez no está dispuesto a aceptar. Ese tren ya pasó.

Como si quisiera enviarle un último mensaje a Iglesias, el secretario general socialista escogió para su presentación de ayer una nave de Chamartín, la histórica estación del norte de la capital española. Y tras volver a negar la coalición, porque en la práctica se traduciría en «un Gobierno compartimentado y dividido», Sánchez trató de ablandar la inamovible postura del líder de Podemos ofreciendo la integración de dirigentes morados en estructuras de la Administración central en «puestos de responsabilidad», aunque nunca dentro del Consejo de Ministros, todavía muy lejos de las tres carteras ministeriales y la vicepresidencia social que reclama Iglesias. 

Garantías de cumplimiento

Con esta última oferta Sánchez trata de sortear uno de los principales argumentos del líder de Podemos para rechazar un acuerdo programático, al entender este que sobre el papel todo es muy bonito, pero que a la hora de la verdad la mitad de las cosas no se cumplen. Para garantizar este control, además de esta integración de dirigentes de Podemos en puestos de mando en el ámbito fiscal, jurídico o energético, Sánchez también propone otros dos mecanismos de regulación: crear una oficina en Hacienda con comisiones de seguimiento en el Congreso y en el Senado, y una nueva herramienta mixta que implique directamente a la sociedad civil en la fiscalización de los compromisos asumidos.

La Propuesta abierta para un programa común progresista, nombre con el que se bautizaron las 370 medidas comprometidas por el PSOE, no solo consta de guiños a Podemos. Sánchez es plenamente consciente de que el acuerdo antes del próximo lunes 23 de septiembre, fecha en la que se disolverán las Cortes si no logra investirse un presidente, es sumamente complicado, por lo que su bala de ayer está disparada con una doble intención. Además de presionar a Podemos, tratando de retratar una desmesurada codicia de Iglesias por los sillones, también sirve como punto de partida para una precampaña en la que está decidido a conquistar el centro político y seguir expandiéndose hasta donde le permitan los otros partidos. 

Expansionismo electoral

Según ha podido saber este periódico, la tesis que maneja Iván Redondo, el principal asesor de Sánchez, es que en caso de una repetición electoral el PSOE rascaría un par de puntos hacia la izquierda, en detrimento de Podemos, al que el electorado responsabilizaría por no haber llegado a un acuerdo de gobierno, pero sobre todo la expansión socialista sería hacia la derecha del tablero, ocupando un importante espacio electoral al que Albert Rivera, empecinado en convertir a Ciudadanos en la fuerza hegemónica del centroderecha, ha venido renunciando a lo largo de los últimos meses.

Podemos se mantiene firme y solo apoyará al líder socialista si se constituye un Gobierno de coalición 

La primera reunión entre los equipos negociadores del PSOE y Podemos se celebrará este juevesa. Según desprendió este martes el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, la intención es que sirva para allanar el terreno de cara a la entrevista que tienen previsto mantener Sánchez e Iglesias la próxima semana, en donde confían en que se acabe sellando un principio de acuerdo para la investidura. Pero lo cierto es que las posiciones entre las dos formaciones políticas están tan distantes que nada invita a pensar que el pacto pueda llegar a acabar cristalizando.

El equipo designado por Pablo Iglesias ya trabaja en el estudio del documento presentado por Sánchez, aunque fuentes de la formación morada insisten en que no aceptarán ninguna propuesta en la que no se incluya su entrada en el Consejo de Ministros. El secretario de comunicación de Podemos, el exdiputado Juanma del Olmo, incluso respondió con ironía a la última oferta trasladada por Sánchez, en la que el presidente del Gobierno en funciones abre la puerta a que dirigentes de la formación morada copen altos puestos de la Administración, pero sin acceso al Gabinete ministerial: «Esta noticia es del 19 de junio. De hace dos meses y medio», manifestó a través de Twitter, adjuntando un pantallazo de un titular de entonces. 

«Sánchez quiere elecciones»

Un par de horas antes de la presentación de Sánchez en Chamartín, Iglesias participó en una entrevista en TVE en la que volvió a dejar claro que no renunciará a sus pretensiones. «Estoy dispuesto a asumir una humillación -dijo, respecto al veto a su persona en las negociaciones de finales de julio-, pero a que se humille a 3,7 millones de votantes, no». El secretario general de Podemos insistió en la necesidad de hablar de «los equipos», y no solo «de los programas», porque su reciente experiencia como pata del Gobierno socialista en el Parlamento le ha demostrado que «las palabras se las lleva el viento». Especialmente la del presidente del Ejecutivo en funciones. «¿Cuánto vale la palabra de Pedro Sánchez?». Iglesias acusó al secretario general socialista de estar dando «muestras de que quiere elecciones», aunque confió en que todavía haya margen para que recapacite.

Encuentro de Lastra y Ábalos para explorar el apoyo de ERC 

A pesar de que en su discurso de este nartees Sánchez recalcó la importancia de que los secesionistas no tengan ninguna incidencia en el Gobierno central, está prevista para este miércoles en el Congreso la reunión de Ábalos y Lastra con el diputado de ERC Gabriel Rufián. Aun con el voto a favor de Podemos, la decisión de los independentistas resultará determinante. Por su parte, Sánchez comerá con Miguel Ángel Revilla, presidente del PRC, y a las 18.00 se verá con el líder del PNV, Andoni Ortúzar.