Javier Lambán, un político con la lengua muy larga y la memoria muy corta

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Javier Lambán ha sido reelegido como presidente de Aragón gracias al apoyo de cinco partidos
Javier Lambán ha sido reelegido como presidente de Aragón gracias al apoyo de cinco partidos Javier Cebollada | Efe

El socialista, hipercrítico con la estrategia de pactos de Pedro Sánchez, es reelegido presidente de Aragón con el apoyo del PSOE, Podemos, PAR, CHA e IU

31 jul 2019 . Actualizado a las 20:28 h.

Cuando en octubre del 2016 los barones del PSOE se levantaron en armas contra Ferraz y expulsaron de la secretaría general a Pedro Sánchez para facilitar la investidura de Mariano Rajoy y evitar un hipotético pacto de los socialistas con Podemos y los partidos independentistas, el presidente de Aragón, Javier Lambán (Ejea de los Caballeros, 1957) fue, junto a la andaluza Susana Díaz, el asturiano Javier Fernández y el manchego Emiliano García-Page, uno de los que lideró aquella revuelta feudal contra el hoy presidente del Gobierno en funciones.

Lambán iba para futbolista y llegó a fichar por el Zaragoza en 1974. Pero las zancadillas y el socialismo se cruzaron en su camino y acabó por convertirse en un auténtico profesional de la política, de la que no se ha apeado desde que, en el ya muy lejano 1983, fue elegido concejal por su municipio natal.

De ahí, este doctor en Historia fue escalando, peldaño a peldaño, los sucesivos puestos que le llevaron en el 2015 a ser designado presidente de Aragón. Antes de eso siguió el itinerario habitual: alcalde de Ejea de los Caballeros (2007-2014) y presidente de la Diputación de Zaragoza durante 12 años.

De censurar los acuerdos de Pedro Sánchez al acuerdo pentapartito

Lambán ha sido uno de los más críticos en el seno del PSOE con la estrategia de pactos diseñada por Sánchez. Pero no ha tenido reparos en llegar a acuerdos con quien sea necesario para alcanzar el poder. Desde el 2015 ha gobernado con los nacionalistas de la Chunta Aragonesista, pero alcanzó la presidencia gracias a los apoyos de PSOE y CHA sumados a los de Podemos (en teoría, una de sus bestias negras) e IU.

«Pedro Sánchez no puede ser presidente del Gobierno de España con el permiso de los independentistas porque eso, compañeras y compañeros, no sería un Gobierno socialista, sino que sería el patíbulo definitivo del Partido Socialista», sentenciaba en febrero del 2016 un hiperventilado Lambán. Tres años después, ha renovado su cargo con una carambola a cinco bandas digna de un maestro del tapete: PSOE, Podemos, PAR, CHA e IU. Suele pasar cuando uno tiene la carrera política y la lengua muy largas. La memoria se vuelve muy corta.