La alianza de Errejón con Carmena rompe Podemos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Errejón, en la foto con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena
Errejón, en la foto con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena Chema Moya | EFE

El ex número dos del partido concurrirá a las autonómicas de Madrid en una plataforma conjunta con la alcaldesa de la capital e Iglesias confirma el cisma al anunciar que habrá una lista alternativa

18 ene 2019 . Actualizado a las 10:35 h.

Iba a ser el día de la celebración del quinto cumpleaños de la formación. Pero acabó en cisma. Íñigo Errejón, ex número dos de Podemos, asestó ayer un duro golpe a la formación morada y al liderazgo de Pablo Iglesias al anunciar, por sorpresa y sin consultarlo con la dirección del partido, un acuerdo con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para concurrir de forma conjunta a las municipales y autonómicas bajo las siglas de Más Madrid, renunciando ambos a la marca Podemos. Tras el estupor inicial, el movimiento de Errejón fue respondido por Iglesias, que le advirtió de que la formación está por encima de su «ambición personal» y anunció que Podemos «saldrá a ganar» y concurrirá en las elecciones autonómicas y en todos los demás municipios de España junto a IU y el resto de sus aliados, como estaba previsto. 

«Íñigo no es Manuela»

Tras confirmar así la ruptura, Iglesias dijo sentirse «tocado» y «triste» por la decisión de su ex número dos de crear un «nuevo proyecto político personal» junto a la alcaldesa de Madrid. «No doy crédito a que Manuela e Íñigo nos hayan ocultado que preparaban lanzar un proyecto electoral propio», señaló en un comunicado en el que dice «sentir vergüenza de que se hable de nosotros por maniobras de este tipo». «Pero, con todo el respeto, Íñigo no es Manuela», añadió, aclarando que solo renunciará a presentar candidatura en las municipales. «Deseo suerte a Íñigo en la construcción de su nuevo partido», dijo, situándolo ya fuera de Podemos, aunque la dirección no se plantea expulsarlo sino que «sea coherente con la decisión personal que ha tomado».

En una carta conjunta, Errejón y Carmena explicaron que su objetivo es «extender la iniciativa Más Madrid también al ámbito de la Comunidad». La misiva ni siquiera citaba a Podemos e IU y se limitaba a hacer «un llamamiento a juntarse, a las fuerzas progresistas y a toda la ciudadanía con o sin adscripción de partido». Pero siempre bajo la dirección de su plataforma. El audaz golpe de efecto dejaba a la dirección de Podemos y a IU en la disyuntiva de integrarse en la plataforma de Errejón y Carmena, perdiendo así capacidad decisión, o consumar el cisma y concurrir a los comicios autonómicos con su propia marca. Iglesias optó por lo segundo. El acuerdo Errejón-Carmena incluye celebrar unas «primarias conjuntas» en febrero, lo que deslegitima las que celebró Podemos. La corriente anticapitalista e IU presionaron a Iglesias para formar una candidatura alternativa. 

Apoyo de Carolina Bescansa

Errejón y Carmena justifican su alianza como un «abrazo entre dos generaciones» que supone «una metáfora de lo que queremos para Madrid: poner diferentes miradas a encontrarse en un proyecto compartido». Ambos recibieron el apoyo de diputados y ediles de Podemos próximos a Errejón, y también de la cofundadora del partido Carolina Bescansa, alejada de Iglesias, que señaló que el acuerdo «devuelve esperanza e ilusión».

El candidato a la Comunidad no piensa dejar el partido ni su escaño en el Congreso 

La situación creada tras el órdago lanzado por Íñigo Errejón al presentar un acuerdo con Manuela Carmena sin haberlo consultado siquiera con la dirección de Podemos es realmente enrevesada. Por una parte, el secretario general, Pablo Iglesias, acusa a la alcaldesa de Madrid de haber conspirado junto a Errejón. Pero, por otra, anuncia que está dispuesto a apoyar la candidatura de Carmena a la alcaldía de la capital renunciando por completo a las siglas de Podemos. Y no menos compleja es la situación del propio Errejón, que puede acabar liderando una lista que se enfrente a la de su propio partido.

A pesar de que Pablo Iglesias le invitó indirectamente a ello, el ex número dos de la formación morada no tiene intención de abandonar Podemos ni de dejar el escaño que ocupa en el Congreso y piensa seguir trabajando para impulsar la plataforma Más Madrid con la esperanza de que su partido rectifique y acabe integrándose en la lista que encabezará. 

Precedentes de suspensión

A nivel orgánico, la decisión de la dirección de Podemos de no tomar medidas contra Errejón puede suponer también un agravio comparativo frente a la posición adoptada contra los seis concejales del partido en Madrid que optaron por presentarse a las primarias de la plataforma impulsada por Carmena y no a las de Podemos al estar en desacuerdo con la composición de la lista, y a los que el partido abrió un expediente y suspendió de militancia.

Aunque Iglesias quiere evitar dar ese paso con Errejón por el momento, la corriente anticapitalista de Podemos, que calificó la alianza entre el ex número dos del partido y Carmena como «un golpe de mano», presiona para que se tomen medidas disciplinarias cuanto antes. Según se establece en los estatutos de la formación, todo militante que se presente a un proceso electoral bajo las siglas de otra fuerza política será expulsado. La consumación de ese movimiento llegará en el momento en el que, tal y como ha anunciado, Errejón se presente a las primarias de Más Madrid. A partir de ese momento, si el cisma no se ha solucionado su expulsión será inevitable.

Auge y caída de una fuerza lastrada por el hiperliderazgo

 G. Bareño

No hay precedentes en España de un auge político tan fulgurante como el que experimentó Podemos desde su creación en el 2014. Pero tampoco de una descomposición tan rápida como la que sufre el partido desde su llegada a las instituciones. El portazo de Errejón remata una imagen expresiva. De los cuatro profesores con los que Pablo Iglesias fundó Podemos, Monedero, Errejón, Bescansa y Alegre, ninguno forma parte de su equipo. Unos fueron directamente depurados y otros se alejaron del hiperliderazgo del secretario general. Pero la crisis de Podemos va mucho más allá de los nombres. La Asamblea Vistalegre II, en febrero del 2017, en la que Errejón desafió a Iglesias y lo pagó caro, culminó un progresivo distanciamiento de figuras relevantes con la estrategia del secretario general y su modelo de partido, basado en el control vertical de una organización que nació con vocación asamblearia. Ahora, en caída libre en los sondeos, la marca Podemos y el liderazgo de Iglesias no paran de deteriorarse, en especial en sus confluencias territoriales.

 En Andalucía, Teresa Rodríguez, de la corriente anticapitalista, consiguió doblegar a Iglesias y borrar la marca Podemos de la papeleta concurriendo bajo las siglas de Adelante Andalucía. Algo similar ocurre en Cataluña, donde Podemos ocupa un lugar secundario frente al poder de los comunes liderados por Ada Colau. Y en Galicia, Podemos se desangra en medio de las luchas intestinas de las mareas. A pesar de que el candidato de Iglesias, Antón Gómez-Reino, se impusiera a la crítica Carolina Bescansa en la lucha por el control regional de la organización, el secretario general del partido morado perdió el pulso con el que pretendía descabalgar a Luís Villares y también la batalla contra las mareas municipales, que se niegan a coaligarse con Podemos y exigen que se integre como una fuerza más. Episodios como la compra de un chalé de lujo en Galapagar junto a su pareja y número dos del partido, Irene Montero, habían dañado internamente la imagen de Iglesias y alentado el desencanto. Pero el desafío de Carmena en Madrid, que ya rechazó someterse al líder de Podemos, al que se une ahora el de Errejón, dejan a Iglesias, de baja por paternidad, al borde del precipicio político.