Tres incógnitas para el nuevo curso político: recuperación, Cataluña y Pedro Sánchez

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

Tres incógnita de calado para un curso político que comienza el 1 de septiembre

17 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ojalá Mariano Rajoy tuviera razón y la recuperación fuera un hecho imparable. Hay algunos datos positivos, sí, pero demasiado empleo precario y una deuda pública creciente y desbocada. España va algo mejor, pero tres incógnitas la atenazan: la recuperación económica, lo que suceda en torno a Cataluña y la revitalización, o no, del PSOE de la mano de su nuevo líder Pedro Sánchez.

Sobre la primera incógnita, la eurozona no ayuda. Italia ha terminado el trimestre con unas décimas negativas; Francia no se decide a hacer esas reformas que tanto necesita y en Alemania la locomotora se para porque el motor exportador da fallos. Las sanciones a Rusia por su injerencia en Ucrania no solo perjudican a las petroleras rusas sino también a las economías occidentales, especialmente a la alemana. Mal asunto para todos.

Desconcierto catalán

La segunda incógnita es Cataluña. Después del misil Pujol que agrietó el sistema político -misil que el expresidente trata de reducir a simples fuegos artificiales-, el desconcierto es alto, empezando por el Gobierno de la Generalitat, donde no hay una sola voz. La vicepresidenta Joana Ortega, de Unió, estima que si el Tribunal Constitucional declara ilegal la ley de consultas que se dispone a aprobar el Parlamento catalán, el referendo tendrá que aplazarse. El primero en decirlo públicamente fue Santi Vila, consejero de Política Territorial, considerado cada vez más como la voz sensata de Convergència, una especie de heredero de Miquel Roca y de Lluis Recoder. Pero Artur Mas sigue con su huida hacia adelante, con su consulta a cualquier precio, bajo presión de Esquerra Republicana, mientras Mariano Rajoy disimula como si el asunto no fuera con él.

El viernes intervino Duran Lleida de un modo muy especial: cuatro tuits consecutivos para advertir de que «la miopía política de Rajoy frente al soberanismo costará miles de millones de euros a España por la subida de la prima de riesgo». Sin duda, Cataluña es la segunda gran incógnita del momento y, aunque se intuya que la decepción y la indignación por el escándalo Pujol ha podido tener algún efecto desmovilizador, «la corriente de fondo puede ser que se mantenga intacta», en opinión de Alfredo Pérez Rubalcaba.

La sombra de la corrupción

Y la tercera incógnita es Pedro Sánchez y su capacidad real para recuperar la pérdida de influencia de los socialistas. Es verdad que su irrupción ha marcado alguna expectativa positiva que antes el PSOE, en caída continua, ni soñaba. Pero su promesa de «acabaré con la corrupción sin que me tiemble el pulso» choca con el fortín andaluz. En realidad, le afecta directamente a la presidenta, Susana Díaz, que de momento ha expulsado del partido al exconsejero Ángel Ojeda, receptor de subvenciones para formación por 50 millones de euros que se destinaron en buena parte a su enriquecimiento personal. Entre el escándalo de los ERE y ahora el desfalco de los fondos de formación, la sombra de la tolerancia hacia la corrupción afecta a los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Griñán dimitió como cortafuegos de los ERE, pero ahora ¿quién es el cortafuegos de la formación?. «Lo peor es que nos tememos que este otro asunto tenga ramificaciones provinciales y la jueza Alaya lo vaya sacando filetito a filetito para que dure, como a ella le gusta», lamenta un personaje muy influyente del entorno de Susana Díaz. La ocupación del poder por los socialistas durante 35 años en Andalucía, o del PP por más de veinte en Valencia, Murcia y Galicia, o de los convergentes en Cataluña, ha favorecido las tramas de corrupción.

Pedro Sánchez tiene solo nueve meses para consolidar su liderazgo, esquivando problemas sobrevenidos, y devolver al PSOE parte del poder perdido. La incógnita reside en si sabrá ganar elecciones con la destreza que demostró para hacerse con la secretaría general de su partido aun siendo el último en llegar a la carrera y el más desconocido. Tres incógnitas de calado para un curso político que comienza el 1 de septiembre.