A Rajoy se le abren otros frentes

La Voz

ESPAÑA

Se negó a una comisión de investigación parlamentaria por Bankia y ahora la Justicia ha imputado a tres hombres fuertes de su partido

08 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Si a don José Ortega y Gasset le preguntaran hoy sobre la crisis, es muy probable que respondiera con una célebre frase suya: «No sabemos lo que nos pasa y eso es exactamente lo que nos pasa». Nadie da con la tecla. Sabemos que hay que gastar menos de lo que se ingresa -nos ha costado aprenderlo- y que en el pasado reciente hemos vivido como nuevos ricos sin recursos, o sea a crédito. Sabemos que solo con políticas de austeridad no se sale (Dios bendiga a Hollande). Pensábamos que con el acuerdo de Bruselas de la semana pasada, cuando la señora Merkel dio su brazo a torcer, esto iba a mejorar, pero seguimos viviendo al borde del infarto con la prima de riesgo disparada. Sabemos, eso sí, que era el momento en que el presidente del Banco Central Europeo podía dar un paso al frente, pero decepcionó. Y es que la salida de la crisis no es para timoratos.

Viene un verano caluroso, con incendios en los montes -media Valencia ha quedado calcinada- y también con medidas de los Gobiernos -nacional, autonómicos y locales- capaces de encender los ánimos. Los acuerdos de Bruselas serán insuficientes pero lo conseguido, que no es poco, no es gratuito. Rajoy le da vueltas a ver si se le ocurre algo y retrasa las medidas, pero tendrá que actuar.

IVA, recortes...

Lo de la subida del IVA es imparable, lo de nuevos recortes drásticos en presupuestos, fijo que cae, y la paga de Navidad de los funcionarios peligra. Lo peor de todo es que no se sabe si eso será suficiente. Se lo confió Rajoy a un amigo en Sevilla: «Lo malo de tomar medidas duras es que no sabes, ni si van a servir, ni si serán las últimas». Soraya Sanz de Santamaría, en la presentación del libro Modesta España, advertía: «Es malo acostumbrarse a todo, pero es peor acostumbrarse a un apocalipsis cuyo final no llega nunca».

El problema de Rajoy es que se le abren frentes de erosión con los que no contaba. Se negó a una comisión de investigación parlamentaria por lo de Bankia y ahora la Justicia -admitiendo una querella presentada por el partido de la exsocialista Rosa Díez- ha imputado a tres hombres fuertes de su partido: Rodrigo Rato, vicepresidente con Aznar; Ángel Acebes, exsecretario general del PP; y José Luis Olivas, que presidió la Generalitat valenciana y después Bancaja. Hay por ello desconcierto en el Partido Popular. Que se añade al que generó el caso de la ministra Fátima Báñez: desde su correo electrónico se filtró a un periódico el ERE del PSOE, acusación que nadie ha desmentido. Es un asunto políticamente muy grave en sí mismo, y también porque refleja inmadurez en el equipo del Gobierno: cuando se ocupa un ministerio no se puede actuar con lógica de partido; se exige otra responsabilidad.

Con todo, el problema de fondo de la crisis española no es aún político. Lo describe bien Eric Damotte, de la auditoría KPMG: «No hay economía fuerte sin una industria fuerte». Y aquí durante varias décadas nos hemos especializado en fabricar, sobre todo, administraciones: nacionales, autonómicas, provinciales, locales y hasta comarcales, algunas con funciones duplicadas y hasta triplicadas. Un despropósito. Los universitarios quieren ser preferentemente funcionarios o empleados de cajas, que cada vez quedan menos. Emprendedores, los mínimos y sin que las leyes, ni la sociedad se decidan a apoyarlos.

Menos mal que el turismo aguanta, especialmente el exterior y eso ha servido para que en mayo y en junio se crearan casi 100.000 empleos temporales. Buena noticia. Pero este país no puede vivir fundamentalmente del turismo, o estaríamos camino de convertirnos en la República Dominicana. O el Gobierno lanza un plan de industrialización serio o difícilmente la situación cambiará. No hay otra.