Zapatero entrega a Rubalcaba el control del Gobierno para afrontar las elecciones

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID/LA VOZ.

ESPAÑA

Lo señala como posible delfín, devuelve el control del PSOE a Blanco y prescinde de Fernández de la Vega. Jáuregui retorna a la primera línea, Trinidad Jiménez ve premiada su fidelidad, y Moratinos y Espinosa ponen fin a seis años en el Ejecutivo

21 oct 2010 . Actualizado a las 11:41 h.

José Luis Rodríguez Zapatero sorprendió ayer con la mayor crisis de Gobierno de su mandato, muy alejada del mero cambio de pieza en la cartera de Trabajo que él mismo anunció el pasado domingo. El actual ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se convierte en el nuevo hombre fuerte. Asume la vicepresidencia primera que hasta ahora ocupaba María Teresa Fernández de la Vega, mantiene la cartera de Interior y será también el portavoz del Ejecutivo. Pero el control de Rubalcaba sobre el nuevo Gabinete va más allá, ya que sitúa a un hombre de su total confianza como Ramón Jáuregui al frente de la cartera de Presidencia y mantiene en la vicepresidencia segunda a Elena Salgado, que llegó al Gobierno por recomendación suya.

Miguel Ángel Moratinos deja el Ministerio de Asuntos Exteriores que ocupaba desde el 2004 y cede el puesto a Trinidad Jiménez, que ve así premiada su lealtad a Zapatero al asumir el fracasado reto de disputar a Tomás Gómez la candidatura del PSOE en Madrid. El presidente aprovecha la crisis para nombrar ministra de Sanidad a Leire Pajín, apartándola así de la secretaría de Organización del PSOE, que asumirá el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, y devolver el control absoluto del partido a José Blanco. El titular de Fomento se convierte en el otro triunfador de esta crisis, al sumar las competencias de Vivienda que ocupaba Beatriz Corredor. Este último ministerio desaparece, al igual que el de Igualdad que desempeñaba Bibiana Aído, cuyas competencias asume Pajín. Zapatero cumple así el reiterado mandato del Congreso de reducir ministerios.

En un guiño a los sectores de izquierda disgustados con sus últimas decisiones, el presidente incorpora a Rosa Aguilar, ex dirigente de Izquierda Unida, como ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en sustitución de la gallega Elena Espinosa. Por último, Zapatero sorprende también al designar como sustituto de Celestino Corbacho en Trabajo a Valeriano Gómez, un histórico dirigente de UGT y ex secretario de Estado de Empleo que se manifestó contra el Gobierno en la reciente huelga general.

Zapatero eludió ayer cualquier comentario sobre su posible sustituto como candidato del PSOE, pero tras esta remodelación Rubalcaba queda claramente señalado como el favorito si ese relevo llega a producirse.

La otra clave de la crisis la dio ayer el propio Zapatero. «Lo que hace falta es explicación política de lo que hace el Gobierno», señaló, dando a entender que María Teresa Fernández De la Vega, a la que dedicó grandes elogios, había agotado su capacidad en ese sentido.

El hecho de que Rubalcaba mantenga la cartera de Interior y de que se incorpore al Gobierno un partidario del diálogo para acabar con el terrorismo como Ramón Jáuregui indica que Zapatero está convencido de que esta legislatura puede ser la del fin de ETA. Así lo dejó ver al asegurar que los pasos dados por Batasuna son «insuficientes», pero «no serán en balde».