El abogado que entregó ayer en Buenos Aires la documentación para ampliar la querella contra el franquismo, Gustavo García, es de la opinión que con la adhesión se puede salvar el «paso atrás» experimentado en la Justicia española. Para García, los argentinos están «devolviendo el favor» a los españoles, que en los últimos 13 años ayudaron a procesar a los militares de la última dictadura de un país que ahora mira al lugar de donde salieron muchos de sus familiares. Hasta 4.500 casos de gallegos represaliados han sido documentados y entregados a la jueza María Servini de Cumbria, de la que espera que acepte y abra la causa. -¿Qué pretende conseguir con toda esa documentación? -Los 4.500 casos validan lo que nosotros entendemos como un genocidio en Galicia. No hubo una guerra, sino una matanza vil a los que escapaban, que además no era operada por el Ejército, sino por falangistas. Queremos meterle en la cabeza a los gallegos que se cometió un genocidio. Los armenios, por ejemplo, tienen el problema de que los turcos no les reconocen el genocidio. El nuestro es que no reconocemos nuestro propio genocidio. -¿Por qué han tomado ahora la decisión de acudir a Argentina? -Por el punto de inflexión tan grande que viene sufriendo España. El Tribunal Supremo es la mayor vergüenza universal de la Justicia. España dio primero un paso adelante cuando la Audiencia Nacional, por unanimidad, permitió en 1998 empezar el proceso contra Augusto Pinochet y los militares argentinos. Por genocidio, porque nadie puede impedir que se persigan estos crímenes, se cometan donde se cometan. -¿Cómo valora el papel del Tribunal Supremo? -Es un disparate. El paso de gigante a la vanguardia del mundo ahora es un bochorno. Aquí, en Argentina, nadie entiende nada de lo que está sucediendo, porque gracias a lo que se empezó a hacer en 1997 aquí se pudo juzgar a todo el mundo. Ahora tiene que ser aquí la jueza Servini de Cubría la que acepte la competencia argentina en este tipo de crímenes. Este proyecto describe un horror que debe ser juzgado.