El líder del PP espera que el magistrado decida de inmediato imputar a Bárcenas, aunque la posible exculpación del tesorero del partido también le crearía problemas
27 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Al mes de julio le quedan solo cinco días. Pero Mariano Rajoy no sabe todavía si tendrá un verano tranquilo o si agosto será una prolongación del calvario que padece desde hace meses a cuenta del caso Gürtel. Y lo peor para él es que en este caso su futuro inmediato no depende de sus propias decisiones ni de las de su partido. La clave para que Rajoy pueda disfrutar de la playa la tiene el juez del Tribunal Supremo Francisco Monterde.
Tras tomar declaración el pasado miércoles al tesorero del PP, Luis Bárcenas, el magistrado debe decidir si presenta el suplicatorio para imputarlo definitivamente en el caso o si por el contrario da por válidas las explicaciones del senador popular, que niega ser el «Luis el cabrón» que figura en la contabilidad de Francisco Correa, y archiva definitivamente la causa. El problema para el PP es que el juez no tiene un plazo fijado para tomar esa decisión. Si falla antes de que llegue el mes de agosto, el panorama quedará despejado para Rajoy en uno u otro sentido. Pero si opta por esperar al mes de septiembre, las cosas se pueden complicar mucho para el líder del PP.
Si el juez se lo toma con calma, la presión mediática y política contra el presidente popular, incluso en su propio partido, para que destituya a Bárcenas sin esperar a lo que decida el magistrado, amenaza con elevarse durante el verano. Pero incluso si decide de inmediato, la resolución de Monterde puede complicarle la vida a Rajoy.
Y es que lo paradójico de la situación actual es que lo mejor para Rajoy es que el juez impute a Bárcenas, y no que lo exculpe. Si Monterde decide sentar al tesorero en el banquillo, el presidente del PP tiene la promesa de Bárcenas de que presentará la dimisión. Asunto resuelto para Rajoy, que una vez más se habrá librado de un problema sin tener que tomar una decisión.
Desplantes del tesorero
Por el contrario, el verdadero problema para el líder del PP sería que el magistrado archivara la causa y exculpara definitivamente al tesorero. En ese caso, la situación se volvería insostenible y Rajoy se vería obligado a enfrentarse definitivamente a Bárcenas. El tesorero popular está convencido de que saldrá limpio de las acusaciones y no tiene ninguna intención de abandonar su cargo si eso ocurre.
Así se lo ha dejado claro al propio Rajoy, al que ha llegado a decir que, dado que él lo nombró, solo él puede destituirlo. Los intentos de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de convencer a Bárcenas para que deje el cargo se han saldado con el desplante del tesorero hacia la número dos del PP.
Pero entre los populares se da por políticamente muerto a Bárcenas, ocurra lo que ocurra. Los datos sobre su vida privada que han trascendido públicamente, incluido el ingreso de más 300.000 euros en billetes de 500 en una oficina bancaria o su desproporcionado patrimonio inmobiliario hacen imposible su continuidad en un puesto que exige transparencia y discreción. La imagen de un tesorero desprestigiado aferrándose al cargo y enfrentado con todos en su partido puede resultar más perjudicial para Rajoy que su imputación judicial.
El líder popular se vería así obligado a destituir a un dirigente del partido que acaba de ser exculpado. Si eso ocurre, a Rajoy le será muy difícil explicar por qué no destituyó a Luis Bárcenas cuando pesaban graves acusaciones contra él y sin embargo lo hace cuando es exonerado. Sus críticos en el partido lo saben. Y por eso preparan sus armas contra el líder del Partido Popular, tanto si Bárcenas acaba siendo juzgado como si se libra del banquillo.