Los partidos catalanes dan por hecho el adelanto de las autonómicas

Ramón Gorriarán BARCELONA

ESPAÑA

Maragall descarta por ahora el anticipo y prioriza el referéndum de aprobación del Estatut El presidente anuncia medidas contra ERC si su presencia en el Gobierno dificulta la reforma.

08 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Elecciones. La palabra corre de boca en boca entre los dirigentes políticos catalanes sin distinción de color. Pasqual Maragall, sin embargo, rehuyó cualquier mención a un anticipo de los comicios autonómicos durante el debate en el Parlamento de Cataluña sobre la reciente remodelación de su Gobierno. «Lo que a mí me importa -advirtió- es el Estatut». La precariedad del tripartito catalán se mantendrá unos meses más. La solución a la crisis pasa por un adelanto de las elecciones autonómicas previstas para noviembre del 2007. El diagnóstico no es de la oposición de CiU y PP, que también, sino de la totalidad de las fuerzas políticas catalanas. Es, en palabras del Artur Mas, «un clamor». Las diferencias radican en el momento de convocarlas, aunque la tesis de celebrarlas en otoño, tras el referéndum sobre la reforma del Estatut del 18 de junio, gana enteros día a día. La convivencia en el tripartito no da más de sí, reconocen fuentes de todos los grupos gobernantes. La decisión de Esquerra Republicana de votar no en la consulta ha sido la puntilla. Maragall calificó la negativa de «traición a Cataluña», aunque más bien se trata de una cuchillada a su fórmula de gobierno que, según el parecer general, imposibilita su continuidad. El presidente autonómico, sin embargo, eludió toda referencia a un adelanto electoral en su comparecencia en el Parlamento catalán. Ayer restó tremendismo a la actitud de los republicanos, si bien confesó que su negativa a apoyar el Estatut supone un «serio tropiezo» para su Ejecutivo. Pero no fue más allá, sólo anunció que tomará «inmediatamente las medidas que sean necesarias» si «la cohabitación» de posturas contradictorias perjudica, aunque sea «mínimamente», la aprobación de la reforma. Ése es, según el presidente de la Generalitat, el objetivo supremo de la legislatura y su «responsabilidad como presidente pasa por la aprobación del Estatut», y en esa labor debe implicarse «toda la Generalitat». Las palabras del jefe del Ejecutivo autónomo estaban dirigidas a los consejeros republicanos, quienes, según anunció el presidente del partido, Josep Lluis Carod-Rovira, no van a participar en la campaña del referéndum. Para evitar que el desacuerdo chirríe aún más, el presidente de la Generalitat anunció que tras la aprobación de la reforma en el Senado mañana, convocará a los líderes de Esquerra e Iniciativa para intentar buscar una postura que pese a a la «diversidad» de opiniones no incida en el referéndum. Después informará a CiU de la estrategia acordada. En todo caso, evitó despejar la incógnita sobre el adelanto electoral. Ni siquiera se respondió a sí mismo. «Todos nos hacemos la misma pregunta», reconoció, «¿es posible mantener un Gobierno en el que conviven opiniones contrapuestas sobre el Estatut?» Pese a la expectación creada por su interrogante, Maragall se perdió en divagaciones y en reclamar el apoyo de su partido, el PSC; de su aliado, Iniciativa per Catalunya; y de su rival, CiU, para que hagan campaña a favor de la reforma estatutaria. Intervenciones Las distintas intervenciones pusieron de manifiesto la duda generalizada sobre la continuidad del tripartito. Así, el líder de CiU preguntó al presidente de la Generalitat si creía que «con la que está cayendo, el Gobierno está preparado para encarar el final de la legislatura. Yo -manifestó- creo que no, y es un clamor». No obtuvo contestación. Artur Mas buscó el cuerpo a cuerpo y acusó a Maragall de presidir un Gobierno «acéfalo», que se encuentra en «la picota», pero no por la labor de la oposición sino por «las contradicciones de sus socios». El presidente de la Generalitat no entró en ese terreno. El portavoz del PP, Josep Piqué, habló de un Ejecutivo de «vodevil, sainete y espectáculo», y apuntó que el tripartito podría ser calificado de «marxista», pero de «la tendencia Groucho», momento en que la tensión contenida en comisión primera del Parlament cedió el paso a las carcajadas. Piqué reclamó a Maragall que convoque elecciones «cuanto antes mejor» porque «se han perdido dos años y medio». El republicano Joan Ridao reclamó «respeto» para su postura contraria al Estatut, mientras que el portavoz de Iniciativa, Joan Boada, tachó de «irresponsabilidad política» la opción de sus aliados de Esquerra.