Duelo de Ibarretxe y Zapatero

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

19 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Falta menos de un mes y nadie se atreve a pronosticar un resultado. El 17 de abril, elecciones anticipadas en el País Vasco con el objetivo del PNV de buscar la mayoría absoluta y dar vía libre al Plan Ibarretxe. Es el duelo de Zapatero , o mejor todavía, de Zapatero y Rajoy, con el lendakari porque los dos líderes constitucionalistas se pusieron de acuerdo en febrero en las Cortes para presentar batalla al presidente vasco. Euskadi es el primer nubarrón serio que amenaza la política española este año. Después vendrá la crisis con Cataluña, crece la distancia entre el proyecto de Maragall y el PSOE y también las exigencias de Esquerra Republicana son cada vez menos aceptadas por el Gobierno. Pero hay que tener en cuenta que llegará una tercera crisis generada por el petróleo, que se acerca peligrosamente a los 60 dólares el barril, cuando Solbes lo tiene presupuestado a 45 y alguien le dijo que era demasiado. El pulso vasco es inquietante, porque nunca el PNV tuvo tantas oportunidades de rozar la mayoría absoluta como consecuencia de la ilegalización de HB y todas sus marcas asociadas. Una parte de esa izquierda aberzale huérfana puede votar PNV aunque otra siga considerando a Ibarretxe tan españolazo como socialistas y populares. Pero por fortuna no sólo existe ese dato nuevo sumado al preocupante éxodo de ciudadanos vascos que rebajan peligrosamente el censo. Enfrente está Zapatero, un líder que crece en reconocimiento popular por encima de su Gobierno y de su partido y, además, ya no están Aznar ni Mayor Oreja . Sin duda el tándem Mariano Rajoy - María Sangil debe permitir mayor esperanza política y, sobre todo, la posibilidad de introducir una imprescindible flexibilidad en la crisis vasca. La clave es que en el último año ha habido una radicalización del PNV y una moderación constitucionalista que no quiere decir falta de firmeza. Ibarretxe lo entendió muy bien en las Cortes y ha corrido a desdramatizar su mensaje y a prodigarse en actos sin tensiones. Noche mágica De ahí su presencia la noche mágica del homenaje a Santiago Carrillo, junto a Pujol, Zapatero, Llamazares , Herrero de Miñón y Martín Villa, entre otros. Los asistentes pudimos ver durante tres horas a un Ibarretxe distendido y hasta divertido. Todo el mundo fue feliz, pero por su edad seguramente Ibarretxe y Zapatero disfrutaron todavía más porque no habían tomado parte activa en la transición democrática. El propio presidente del Gobierno lo admitía en conversación con La Voz de Galicia al día siguiente: «Hice aquel reconocimiento público al partido comunista de España por su contribución a la conquista de la democracia, porque creo que el Partido Socialista se lo debía, y además porque tengo 44 años y no participé directamente en la transición». Por su parte, Ibarretxe, que estuvo en su discurso comedido aunque siempre en campaña, salió de allí casi sorprendido, si se nos permite la expresión, de lo simpático que pueden llegar a ser los españoles. Tomó fotos a otros asistentes y se partía literalmente de risa cuando Miguel Herrero de Miñón elogiaba a la UCD como «aquella derecha que tanto hizo por la libertad en España y que incluso supo perder las elecciones sin enfadarse». Risas y abrazos aparte, lo del País Vasco es muy serio, y lo de Cataluña y el petróleo también. «Yodo es muy preocupante porque estas cosas no se sabe cómo acaban», comentó lacónicamente a La Voz un Jordi Pujol visiblemente preocupado por los acontecimientos en Barcelona. Se refería, claro, a esa tensión política que trata de minimizar el Parlamento catalán, pero que hay constancia de que sigue imparable en la fiscalía que ocupa José María Mena, un fiscal de mal recuerdo para el ex presidente de la Generalitat por el caso Banca Catalana. Crisis inevitable Otra cosa será la crisis que parece inevitable entre Maragall y Zapatero. Casi desapercibida ha pasado una reunión de dirigentes del PSOE en la Fundación Pablo Iglesias que preside Alfonso Guerra . La conclusión fue que el proyecto de nuevo estatuto catalán no es constitucional y que el límite de la reforma posible lo marca el texto del proyecto andaluz. El PSC tiene una encuesta en la que Maragall pega un bajonazo de 15 puntos mientras se afianza Zapatero en Cataluña. Atención a ese problema que viene, porque es muy difícil que haya consenso en el Parlamento catalán sobre el nuevo estatuto y seguramente Zapatero no podrá cumplir su promesa de que aceptaría sin objeciones cualquier texto que se le remita desde Barcelona.