Una cúpula judicial todavía dominada por los hombres

Rubén García REDACCIÓN

ESPAÑA

El 23 de enero de 1978 Josefina Triguero se convirtió en la primera jueza en España. Han pasado ya 26 años, pero el acceso de la mujer a los altos cargos sigue siendo minoritario

22 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

La historia decía que nunca una mujer en España ocupara el puesto de presidenta de alguno de los 17 Tribunales Superiores de Justicia (TSJ). El miércoles se cumplió la excepción que confirma la regla, y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) nombró a María Eugenia Alegret para el tribunal de Cataluña. Experta en derecho civil, Alegret tiene a sus espaldas 24 años de experiencia en la profesión. Nacida en 1956 en Barcelona, su carrera como magistrada comenzó en la década de los ochenta en Lorca. Actualmente era presidenta de la Sección Decimocuarta de la Audiencia de Barcelona, a la que pertenecía desde 1991. Alegret fue elegida por el CGPJ junto a otros trece compañeros. Entre ellos, otra mujer, Margarita Robles, quien fue designada para la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, convirtiéndose en la tercera mujer que accede a ese organismo. Con anterioridad a ella sólo otras dos mujeres fueron nombradas para este tribunal: Milagros Calvo, en febrero del 2002, para la sala de lo Social, y Celsa Picó, que hace cinco meses se convirtió en magistrada de la sala de lo Contencioso-Administrativo. Robles fue secretaria de Estado entre 1994 y 1996 con el ex ministro de Interior Juan Alberto Belloch. Su elección, para el portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, José Manuel Suárez Robledano, es «positiva», y asegura que si la incorporación de la mujer es lenta se debe a que ellas empezaron a cursar estudios judiciales de forma «tardía, desde la década de los setenta». Por ello, el objetivo es que «en el futuro sea algo normal y no una excepción como ha sucedido hasta el momento». Sin embargo, los datos se muestran contradictorios. En la cara de la moneda, la igualdad profesional existe: las mujeres son más del 60% de los universitarios que cursan la abogacía o el 67% de las juezas (un total de 463); pero también se da la cruz, y la toma de decisiones en los máximos órganos jurisdiccionales está en manos masculinas: las mujeres constituyen tan sólo el 38,16% de los magistrados (1.314). A este respecto, la abogada María Fernández Serrano cree que es «muy difícil llegar porque en campos como el mercantil no se nos toma tan en serio». Sólo dos magistradas Formado por un presidente, un vicepresidente y diecinueve vocales, el CGPJ cuenta con sólo dos magistradas: Monserrat Comas de Argemir Cendra y María Ángeles García García. En este sentido, se ha producido un retroceso, pues en el anterior Consejo hubo cinco mujeres. Una de las predecesoras, Manuela Carmena, tiene una anécdota que refleja la situación por la que pasaron para ser respetadas. En 1980 fue a trabajar al Juzgado de Santa Cruz de la Palma lo primero que le preguntaron fue: «¿Es usted la jueza? ¿Y cuando llega su marido, el juez?». El futuro Fernando Salinas, vicepresidente del CGPJ, aseguró el miércoles que los candidatos deben ser escogidos por su «mérito y capacidad». Quizás, el nombramiento de Robles y Alegret es el inicio de una nueva etapa. Este año aún hay que nombrar varios presidentes del Supremo y los del Tribunal Superior de Justicia de Galicia y Castilla y León. Oportunidad única para ver si la incorporación de la mujer es un hecho ocasional o definitivo.