Madrid también llora a Elvis

Pablo Carballo redac.madrid@lavoz.com

ESPAÑA

BENITO ORDÓÑEZ

El Museo de Cera presentó ayer la figura del rockero con un traje de aire hawaiano

14 ago 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Homenaje al rey Elvis Presley vive, aunque sólo sea en la memoria de los fans y en la imaginación de los mitómanos. Un día fue el rey; vivió deprisa y, aunque no dejó un cadáver tan bonito como preconizaba James Dean -el de Elvis pesaba 130 kilos, y de drogas mejor no hablar-, pasó al panteón de ilustres mártires de la música. Ahora que hace 25 años de su muerte -al menos, oficialmente-, le rinden pleitesía sus seguidores de siempre, los de tupé enlacado y dobladillo en los vaqueros, mientras en las discos suena un fantástico remix de A little less conversation... Bueno, al grano: los seguidores madrileños de Elvis que no pueden permitirse el peregrinaje a Memphis tienen la oportunidad de ver la figura del rey en el Museo de Cera, que ayer colocó la estatua en su particular acto de homenaje al cantante. Está en la sala El Teatro, la dedicada al mundo del espectáculo, junto a las reproducciones de Michael Jackson , The Beatles , Joaquín Cortés , Lola Flores o Montserrat Caballé . La figura, elaborada en los propios talleres del museo y que ha costado unos 6.000 euros, porta uno de los trajes de inspiración hawaiana que tanto gustaban a Elvis. Es el mismo que llevaba en 1971, durante su primer concierto retransmitido vía satélite. Don Quijote operístico Si hay un personaje literario que le gane a Elvis en fama universal, ése es sin duda Don Quijote . Entre las innumerables reinterpretaciones que se han hecho del personaje de Cervantes , una bastante curiosa es la que esta noche presenta en Madrid el grupo italiano Barraca Barroca en formato operístico. La actuación, que tendrá lugar en el Conde Duque dentro del ciclo En clave de danza , es una de las llamadas intermezzi, que son piezas de no más de una hora de duración que ocupan los descansos de las óperas tradicionales, y en su interpretación participan un tenor, una soprano y cinco músicos. Es la primera vez que llega a España este montaje, dirigido por Salvo Romeo y basado en un manuscrito de G. B. Martini del año 1750 que no pudo estrenarse hasta dos siglos más tarde. Esta ópera de cámara, según explican los expertos en el género, es una «fábula lírica» inspirada en la obra maestra cervantina.