Santiago pone el broche a una cumbre económica «histórica»

Cristina Porteiro
C. Porteiro SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

La elección de Nadia Calviño para la presidencia del BEI se complica: ninguno de sus cuatro rivales se retira

16 sep 2023 . Actualizado a las 23:48 h.

El peregrinaje a Santiago llega a su fin. Al menos para los ministros de Economía de la Unión Europea (UE), que este sábado consumen sus últimas horas en la capital gallega. 

Lo hacen a puerta cerrada, en la Cidade da Cultura, donde siguen reunidos desde primera hora de la mañana.

La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, volvió a recibir a sus compañeros en el complejo diseñado por Peter Eisenman. Ya en el interior les obsequió con uno de los postres más distintivos de Galicia: una tarta de Santiago. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, posó ante las cámaras con el presente, todavía encandilada con la ciudad. 

Las sonrisas y los corrillos informales dieron paso al tema central del día en la agenda de los ministros: cómo cuadrar las reglas de disciplina fiscal con las necesidades de inversión que van a afrontar los países de la UE en la próxima década, marcada por una transición ecológica y digital sin parangón. 

Calviño reconoció que todavía no hay un acuerdo en torno a un 30% de las cuestiones técnicas pendientes. Y no lo hay porque los «flecos» por cerrar son cuestiones políticamente delicadas: «Deberá haber un equilibrio entre la existencia de un trato individualizado que responda a las necesidades de cada país y un marco común que garantice que habrá sendas de reducción de la deuda sostenida en el tiempo que protejan la estabilidad fiscal y financiera a largo plazo», deslizó. 

La Comisión Europea propuso en primavera a los países de la UE un nuevo marco de reglas fiscales. Aunque no modificó el objetivo general -que el déficit público esté por debajo del 3% y la deuda por debajo del 60%-, sí presentó un planteamiento novedoso: que cada país contase con su propia hoja de ruta, con plazos más o menos largos de ajuste en función de su situación particular. Eso sí, puso límites temporales: cuatro años, ampliables a siete solo en casos excepcionales (como exigencias de gasto en Defensa vinculadas a acuerdos internacionales o a amenazas externas). Y nadie podría terminar el calendario con más deuda que al inicio, algo que podría parecer razonable y lógico, pero que la cancillería gala rechaza, según han reconocido a puerta cerrada. 

Alemania rechaza de plano ofrecer esa flexibilidad. Berlín quiere que sus vecinos recorten gastos o aumenten sus ingresos para conseguir reducir un 1% de deuda cada año. Algo difícil de conseguir si se tiene en cuenta que los países deberán hacer grandes esfuerzos financieros para competir esta década con China y Estados Unidos. 

Para acercar posturas con la cancillería alemana, Bruselas accedió a imponer un ajuste del 0,5% del déficit nominal (vinculado a gasto estructural y corriente) cada año a los países que superaran el objetivo del 3% de déficit que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. 

Desde entonces, se han solucionado algunas discrepancias, pero Alemania no ha cedido en lo sustancial: dar más margen fiscal a los socios altamente endeudados, como España y Francia. 

Y en esto, el ministro de economía alemán, Christian Lindner, está solo. Tanto es así que hasta países tradicionalmente ortodoxos como Dinamarca y los Países Bajos están tratando de mediar para desbloquear la situación y hacer que entre en razón, según fuentes comunitarias. 

La presidencia rotaria de la UE, que ostenta España hasta final de año, está intensificando los trabajos para cumplir con el calendario: presentar una propuesta de compromiso a 27 en octubre para poder negociar con el Parlamento Europeo, aprobarla y aplicarla desde el próximo 1 de enero del 2024. Unos plazos que, reconocen, son «muy ambiciosos». 

La batalla por el BEI

Otro de los puntos más esperados del día en la agenda del Ecofin ha tenido como protagonista a los cinco candidatos que compiten por la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Aunque Nadia Calviño aterrizó en Santiago con «optimismo» y con la esperanza de salir victoriosa de su tierra, lo cierto es que las cosas se han complicado en las últimas horas y fuentes diplomáticas apuntan que el resultado podría hacerse de rogar alguna semana más. 

Las cancillerías necesitan algo más de tiempo para decidir en sentido de sus votos porque los apoyos están muy repartidos. De hecho, ninguno de sus cuatro rivales (la vicepresidenta del BEI, Teresa Czerwinska; la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager; el exministro italiano de Finanzas Daniele Franco y el vicepresidente del BEI,Thomas Östros) se han retirado, algo que habría facilitado la elección de la española, que tiene como gran objetivo a batir a Vestager. La danesa, el italiano y la polaca no dudaron en coger el avión y trasladarse a Santiago para tratar de arañar algún voto extra en los márgenes del cónclave de ministros. 

Xoán A. Soler

«Valdis, ¿tú vas a volver a Santiago de Compostela?»

Ya en la rueda de prensa que puso el broche al evento, Nadia Calviño se deshizo en elogios a la ciudad compostelana y sus vecinos: «Ha sido un Consejo muy positivo para la imagen de nuestro país, de esta querida comunidad autónoma y esta maravillosa ciudad. Mi agradecimiento a los ciudadanos de Santiago, que se volcaron con todo el calor de su tierra para dar lo mejor de sí mismos y dar una impresión inmejorable a las más de 1.000 personas que han venido y que seguro van a volver», deslizó antes de dirigirse hacia el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, y preguntarle con complicidad: «Valdis, ¿vas a volver a Santiago de Compostela?». El letón, parco siempre en palabras, asintió. «Es probable que vuelva», admitió tras alabar la organización de las reuniones en un enclave «maravilloso». 

Los ministros respaldan la investigación a China por ayudas a coches eléctricos

No solo la subida de tipos de interés o la senda de ajuste fiscal condicionarán el grado de competitividad de las empresas europeas en esta década. Lo que más les preocupa a los ministros de la UE son los subsidios ilegales con los que estaría regando China a sus fabricantes de vehículos eléctricos.

Bruselas anunció el pasado miércoles la apertura de una investigación para aclarar si las ayudas son ilegales, como se sospecha. «Hay suficientes evidencias de heridas comerciales sobre la industria europea de vehículos eléctricos», justificó este sábado Dombrovskis. Y las estadísticas apuntan en esa dirección: las exportaciones chinas de estos coches se duplicaron en el tercer trimestre del año. En lo que va de 2023 han vendido 727.000 unidades a precios «artificialmente bajos», según Bruselas.

La posibilidad de que China tome represalias o de que las pesquisas puedan dañar la relación comercial no fue obstáculo para que los ministros de la UE cerrasen filas con el Ejecutivo comunitario, respaldando su actuación: «En el contexto actual, necesitamos garantizar que hay igualdad de condiciones y proteger la competitividad de nuestras empresas», ha manifestado Calviño.