A pesar de la gran división que suscita esta reforma, Bruselas la ha defendido como vía para romper con la dependencia de los combustibles fósiles de Moscú
06 jul 2022 . Actualizado a las 18:09 h.La nuclear y el gas serán consideradas energías verdes en el Viejo Continente. Así lo decidió este miércoles el Parlamento Europeo en una votación, eso sí, muy dividida. El pleno de la Eurocámara afrontaba un debate decisivo sobre el acto delegado de la Comisión Europea para calificar como actividades sostenibles estas dos fuentes de energía. La iniciativa consiguió salir adelante con el apoyo de 328 eurodiputados, 278 votos en contra y 33 abstenciones. Fueron populares y liberales europeos los que decantaron la balanza a favor del sí. La izquierda, los Verdes y los socialistas rechazaron la idea.
La propuesta, presentada por Bruselas el pasado mes de febrero, pasa por incluir a la nuclear y el gas su reglamento sobre taxonomía, cuyo objetivo es catalogar las inversiones consideradas como verdes dentro de la Unión Europea. La decisión levantó entonces una gran polvareda. Se topó con el rechazo de la Plataforma de Finanzas Sostenibles —el grupo de expertos asesores del Ejecutivo Comunitario—, y de países como España, Austria, Dinamarca y Luxemburgo. También con el de asociaciones ecologistas como Greenpeace, que estiman que no cumplen los requisitos para ser consideradas energías verdes.
Una oposición esta que no ha obtenido los frutos deseados. Porque, tras lograr el apoyo en Estrasburgo, se abre la puerta a catalogar como verdes a aquellas centrales nucleares que ya estén en marcha y a las que se construyan antes del 2045. Con condiciones. Porque también deben disponer de planes para que los residuos a largo plazo no generen un daño significativo en el medio ambiente. En el caso de las plantas de gas, la fecha de corte para inversiones compatibles con la taxonomía será el 2030, es decir, serán consideradas sostenibles aquellas que cuentan con un permiso de construcción anterior a dicha fecha. En este caso también se imponen unos requisitos, porque sus emisiones directas de CO2 estarán limitadas a 270 gramos por kilovatio hora (kW/h).
La guerra en Ucrania ha tenido un peso decisivo tanto en la propuesta de la Comisión como en el resultado de la votación. Y es que el objetivo que persigue Bruselas con ello es promover proyectos que permitan ayudar al Viejo Continente a romper su actual dependencia energética de Rusia y avanzar hacia los objetivos de descarbonización y neutralidad climática.
Enero del 2023
Al margen de la posición de la Eurocámara, el Consejo Europeo —que representa a los Estados miembro y es el otro colegislador en la capital comunitaria— todavía puede rechazar la proposición de la Comisión Europea si antes de la medianoche del 11 de julio se oponen 20 de los 27 países que forman parte del club. Si no, el Acto Delegado de Taxonomía entrará en vigor a partir del 1 de enero del 2023.
Algunos de los socios ya han anunciado que tomarán medidas. Luxemburgo y Austria confirmaron que acudirán al Tribunal Europeo de Justicia por considerar de dudosa legalidad que el gas y la energía nuclear formen parte de la política de finanzas sostenibles de la Unión Europea. Contarán con el apoyo de la organización ecologista Greenpeace, que también ha anunciado su decisión de llevar a los tribunales el plan de Bruselas.
Por su parte, el presidente del Foro de la Industria Nuclear española, Ignacio Araluce, celebró este miércoles el «espaldarazo» que supone esta decisión: «Equivale a decir que la nuclear es absolutamente necesaria en la transición verde», sentenció.
Con todo, la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness, recordó este miércoles que la taxonomía es un «instrumento voluntario para orientar a los inversores para alcanzar los objetivos climáticos» pero que «no es política energética», algo que, aclaró, depende de cada Estado miembro.