Joan Batalla, presidente de Sedigas: «Sin centrales de gas habría apagones»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

«En 25 años, Argelia nunca ha cortado el suministro a España», subraya

24 nov 2021 . Actualizado a las 12:54 h.

Joan Batalla lleva un año como presidente de la asociación española del gas, Sedigas, que reúne a la flor y nata del sector en España, léase NaturgyIberdrola o Cepsa. 

—Va a hacer un mes que Argelia cerró el gasoducto del Magreb, ¿qué consecuencias está teniendo en el suministro?

—Si la pregunta es si va a haber un gran apagón, la respuesta es que no. Sobre todo, porque está previsto incrementar la capacidad del otro gasoducto, el Medgaz, a finales de año; además, han aumentado las llegadas de metaneros. Para este plan invernal tenemos 129 barcos con compromiso de descarga, cuando el año pasado fueron 84. Las reservas de gas en las plantas están en el máximo permitido, al 95 %, y se ha incrementado el almacenamiento subterráneo, con lo cual estamos en condiciones de superar esa supuesta crisis de suministro. Tenemos combustible para 43 días.

—¿Se está importando más gas que nunca por si acaso?

—No, la previsión es que el año cierre con un aumento de la demanda del 2 % por la ligera reactivación económica. No se produce ese efecto de aprovisionamiento por motivos de seguridad de suministro sino por las necesidades de cubrir la demanda de los clientes.

—¿Están buscando alternativas al gas de Argelia?

—Las empresas tienen diversificado el origen del gas (se importa de 14 países diferentes) y si faltara suministro se garantizaría el abastecimiento bien a través del Medgaz, por barco o bien procedente de otro país. Esto, junto con una infraestructura compuesta por seis plantas regasificadoras, nos permite estar no voy a decir tranquilos, pero sí en una situación de ventaja con respecto a otros países. Que España sea una isla energética se ha convertido en una virtud, en Europa del Este dependen de una única infraestructura.

—¿De verdad es fiable Argelia como suministrador?

—En 25 años de contrato no se ha producido ningún corte de suministro. Argelia es estratégica y siempre ha sido un socio fiable. Hay un compromiso de que va a garantizar el suministro.

—¿Qué gas es más caro? ¿El que viene en barco, el gas natural licuado (GNL), o el de gasoducto?

—El que viene en barco hay que licuarlo en origen, transportarlo y volverlo a regasificar cuando llega, por lo tanto, los costes son más elevados.

—Los ciclos combinados estarán haciendo su agosto en el mercado eléctrico.

—Son más imprescindibles que nunca, son los que garantizan el suministro cuando aumenta la demanda y baja la aportación renovable. Este año acabarán con una cobertura de la demanda eléctrica del 15 %, lo mismo que en años anteriores. Pero el 90 % de esas centrales están en pérdidas operativas porque se diseñaron en su momento para operar 4.000 horas al año y están funcionando mil, y no pueden cerrar. Aunque hay encima de la mesa un mecanismo de retribución específica para los ciclos.

—Pero ahora estarán ganando mucho dinero.

—Los ciclos no están ganando con esta coyuntura, están recuperando sus costes variables. La cuestión es que marcaron precio máximo en el mercado eléctrico solo el 20 % de las horas, siempre se apunta hacia el gas natural como culpable de los precios elevados. Otra cuestión es lo que hacen otras tecnologías.

—¿Qué otras tecnologías?

—Las inframarginales.

—¿La hidráulica?

—Por ejemplo, o la nuclear.

—¿Es justo que cobren lo mismo que un ciclo que tiene que comprar gas y derechos de emisión?

—La cuestión del mercado eléctrico requiere de una reflexión, ha cambiado muchísimo desde que se instauró la ley del sector eléctrico de 1997 y creo que es lo que está haciendo la Administración.

—¿Qué es mejor ciclo combinado o nuclear?

—Los ciclos, por flexibilidad y firmeza. Tienen una ventaja que no aporta ninguna otra tecnología, que es su flexibilidad. Ahora mismo están parando y arrancando dos o tres veces al día, dan respuesta rápida a los picos de demanda.

—Sin ciclos ¿qué pasaría?

—Habría apagones. Así de claro.

—El sector propone que baje el IVA del gas, como el de la luz.

—Consideramos que los consumidores vulnerables, con tarifa regulada, son consumidores energéticos, ni de electricidad ni de gas. En este sentido, la propuesta que hemos trasladado a la Administración es que, de la misma forma que la tarifa eléctrica ha experimentado una reducción del IVA del 21 al 10 % y se ha bajado temporalmente el impuesto especial de electricidad, sería razonable un mismo trato para los consumidores de gas. Con la coyuntura actual, cualquier medida de protección al consumidor sería de recibo.

—¿Cómo impactaría esa rebaja en la factura de gas?

—El recibo anual bajaría un 12 % y se recaudarían unos 300 millones de euros menos al año, es una cifra asumible.

—Porque ¿cuánto está subiendo el gas para un consumidor?

—Entre un 3 y un 4 %, pero porque el Gobierno ha limitado el incremento. Sin esa medida habría subido un 30 %, pues el coste de la materia prima cuando se hizo la última revisión se encareció un 100 %.

—Habla de tarifa regulada, pero ¿y los clientes de mercado libre?

—Tienen contratos a uno o dos años y si no les ha tocado una revisión no habrán notado aún la subida. En la evolución de los precios del gas se espera que, una vez finalizado el período invernal, marzo o abril, recuperemos los niveles normales.

—El gas natural tendrá que desaparecer en el 2050.

—En el 2050 estará descarbonizado el sector gasista, pero la infraestructura seguirá teniendo un papel muy relevante, aunque la molécula que ahora viene del exterior, de Argelia, será una biometano o de hidrógeno verde. Todas las empresas han hecho una apuesta por la descarbonización de la mano de los gases renovables, del biogás, biometano y, en un horizonte más lejano, del hidrógeno verde, que es la gran apuesta para la descarbonización de las necesidades térmicas de la industria, de los consumidores y de la movilidad.

—Eso del hidrógeno renovable suena a ciencia ficción.

—Más que de ciencia ficción, es una cuestión de costes y de madurez tecnológica, pero yo creo que con los fondos europeos (hay 1.800 millones en ayudas) será una realidad. En Galicia, el potencial es brutal, se han presentado 55 proyectos, probablemente no saldrán todos, pero son indicativos del potencial de Galicia.

—Habla de un problema de costes, ¿cuál es?

—Producir un kilo de hidrógeno gris cuesta un euro, el renovable, casi cinco. Es cuatro veces más caro. La electricidad será un vector de futuro, pero no permitirá descarbonizar el 100 % de la economía porque hay determinadas necesidades que no va a poder cubrir. Lo hará el hidrógeno verde. Se espera que en el 2030 la curva de costes se reduzca. Lo que es una realidad es el biometano, que se adecúa a la infraestructura gasista sin necesidad de modificar nada.

—El Gobierno va a crear el fondo nacional para la sostenibilidad del sistema eléctrico para que todas las empresas del sector energético asuman el coste anual de las primas a las renovables que ahora pagan todos los consumidores en la factura eléctrica. Gasistas y petroleras están en contra.

—Para nosotros no es un fondo de descarbonización, es un fondo para financiar las renovables del pasado. El carbón está excluido, no tiene lógica si se trata de un fondo de descarbonización. Es obvio que si distribuyes los costes del sistema eléctrico estos bajan, pero es que se reparten entre todos los consumos energéticos. Es una medida regresiva, que tendrá más impacto sobre los consumidores vulnerables, residentes en las zonas frías y afectará más a la España vaciada porque las posibilidades de movilidad eléctrica no son las mismas que tenemos en Barcelona o en Madrid. El impacto sobre la factura energética podría superar los 200 euros al año, en Galicia incluso algo por encima.