Tres meses esperando un váter

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

Noventa días es el retraso medio con el que la construcción recibe sanitarios y grifería como consecuencia de los cuellos de botella en la cadena de suministros

02 nov 2021 . Actualizado a las 22:25 h.

Desabastecimiento. Esa es la palabra fatídica con la que numerosos sectores económicos llevan meses conviviendo y sin visos de que el problema vaya a resolverse a corto plazo. Uno de los primeros damnificados de la tormenta perfecta que suponen el aumento de la demanda -provocada por la reactivación tras la crisis- y los cuellos de botella en la cadena de suministros -con China como epicentro-, fue el sector de la automoción, que ha tenido que parar periódicamente su producción ante la falta de microchips. Pero no es la única víctima de esta falta generalizada de materiales con los que mantener la actividad con cierta normalidad. En la misma situación está la construcción, que acusa retrasos generalizados que están comenzando a afectar tanto a los plazos de ejecución como a los precios de la misma. 

Hormigón, vidrio, pintura, pavimentos sintéticos, maquinaria y vehículos, grifería, electrodomésticos, ventanas, morteros, piedra, ascensores, cemento... la lista no tiene fin y prácticamente nada se salva, según un reciente informe laborado por la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) sobre el impacto de la subida de las materias primas, para cuya elaboración encuestaron a más de trescientas empresas de todo el país. 

De sanitarios a baldosas

A la cabeza del ránking de materiales que más retraso medio acumulan están los sanitarios y la grifería. Así que mal momento para quienes estén pensando en reformar el baño o para los que estén esperando recibir las llaves de su nueva vivienda, ya que un lavabo o un váter, por ejemplo, se demoran prácticamente tres meses, en concreto 87,6 días, mientras que la grifería no llega antes de los 85.

Lo mismo ocurre con la pizarra -un material especialmente utilizado en la construcción en Galicia-, cuya espera sube hasta los casi 80 días, la misma que requiere recibir bombas hidráulicas, y apenas seis días más que los paneles sándwich, empleados en los cerramientos de cubiertas y fachadas.Los retrasos no perdonan a prácticamente ningún suministro empleado por los contratistas. La lista de espera de los pavimentos sintéticos no baja de 68 días, el material metálico rebasa los 62 y la madera o el aluminio acumulan dos meses, igual que los repuestos de la maquinaria que se emplea en las obras.

El PVC, el vidrio, la pintura y los morteros se sirven con algo menos de demora (entre los 54 y los 51 días), pero tampoco escapan a las limitaciones, como tampoco lo hace la piedra (casi 49 días de espera media) ni las baldosas y azulejos (47) o el acero y el hormigón (ambos 45 días).

De termómetro para medir el alcance de este desabastecimiento contumaz sirve un material tan básico para cualquier obra como es el cemento, cuyo retraso medio está en casi un mes (26,2 días), pese a ser el producto que se está recibiendo con mayor celeridad. 

Escalada de precios

¿Qué implica esto? La traducción práctica de esta preocupante falta de suministros -precisamente a las puertas de recibir fondos europeos millonarios, con plazos tasados para invertirlos, so pena de tener que devolverlos- es doble. Por una parte, la escasez de materiales está disparando sus precios a niveles hasta ahora desconocidos. Y, por otra, la construcción está comenzando a acumular retrasos y, en alguna ocasión, según la patronal del sector, a tener que cancelar obras.

En lo que respecta al incremento del coste final de los proyectos, la CNC estima que, de media, ha escalado por encima del 22 % en los tres últimos meses. La madera, que ha más que elevado su precio (ha subido un 120 %), la piedra o el acero, que lo han hecho en un 70 y un 60 % respectivamente, están a la cabeza de los incrementos.

En este cóctel tampoco se puede olvidar el rali de los precios de la energía. Y todo eso pone sobre la mesa la cuestión de si podrá seguir asumiéndolo el sector o acabará trasladándolo -ya sea parcial o totalmente- a unos clientes que, por el momento, ni pagando podrán evitar los más que previsibles retrasos.