¿Está el fisco invitado a tu boda?

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

FREDRIK SANDBERG | Efe

Los regalos en metálico tributan pero, aunque no se declaran, Hacienda no los persigue

17 may 2019 . Actualizado a las 19:49 h.

Ding dong. No es Avon el que llama a la puerta -como rezaba el famoso comercial de la firma cosmética-, es un inspector de Hacienda que te pide todas las facturas de la boda, aunque haya sido cuatro años atrás. Esta desasosegante visita sorpresa la están recibiendo parejas de recién casados en Asturias, según recoge El Comercio. ¿A qué se debe? ¿Es que el fisco quiere su porción [económica] de la tarta nupcial, como en su día pretendía hacer la SGAE con la música del baile?

La respuesta es que no. Aunque lo parezca tras el susto del primer momento, la Agencia Tributaria no persigue a los novios. Sin embargo, con la ley en la mano, estos sí deberían declarar los regalos en metálico que reciben, los tradicionales sobres que los invitados deslizan en el banquete o -cada vez más- ingresan directamente en una cuenta bancaria. Nadie lo declara, es cierto. Pero legalmente ese dinero se considera una donación, y como tal está sujeta a la liquidación del impuesto correspondiente ante la comunidad en la que residan (tienen un plazo de 30 días para hacerlo), ya que el de donaciones -que forma un tándem con el de sucesiones, archifamoso por los rotos que hace a los herederos en algunos territorios- es un tributo cedido a las haciendas autonómicas.

Sin embargo, aunque no lo declaren, el fisco no lo investiga ni lo reclama, dado lo poco significativo de las cantidades, según lo confirman los asesores fiscales y lo corroboran fuentes de la AEAT.

Cerco a los pagos en negro

Si no es para ajustar esas pequeñas cuentas pendientes, ¿por qué interrumpen los inspectores la luna de miel de los nuevos esposos con el engorro de recopilar facturas? Porque lo que busca la Agencia Tributaria es poner cerco a la potencial bolsa de fraude fiscal que se genera en torno al negocio de las bodas, con el epicentro en los establecimientos hosteleros especializados en estos eventos. De ahí que pidan a las parejas toda la documentación de los servicios contratados y recibidos, para confirmar que no ha habido abonos en dinero negro y que se ha tributado correctamente. En Asturias se dispararon las alarmas en el 2015, cuando nada menos que 350 parejas de novios que habían celebrado su boda entre el 2007 y el 2008 en un conocido restaurante de Pruvia (Llanera) tuvieron que declarar en el juzgado si pagaron en B al empresario, al que la Fiscalía acusaba de delito fiscal por defraudar a la AEAT más de 120.000 euros.

Las visitas que los inspectores realizan ahora obedecen a investigaciones para esclarecer casos en los que el fisco sospecha de una posible facturación irregular, ya sea por parte de restaurantes, fotógrafos, floristerías, el cuarteto de cuerda -de haberlo-, la orquesta o cualquier otro servicio nupcial. La prescripción no se produce hasta los cuatro años, así que es conveniente que los novios guarden todas las facturas por si Hacienda las reclama en algún momento.

Ojo a los ingresos en cuenta

En cualquier caso, aunque la Agencia Tributaria no le preste atención a los sobres que reciben los recién casados como regalo, sí podría hacerlo si detecta un incremento abultado y repentino de su patrimonio a través de la cuenta bancaria, una fórmula cada vez más extendida, por su comodidad. Y es que, aunque tales importes no sean los habituales en la inmensa mayoría de los enlaces, el fisco tiene acceso a la información bancaria de las transferencias superiores a los 3.000 euros y a los movimientos de los billetes de 500 euros.