¿Cómo pagan los españoles?

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

EUROPA PRESS

El efectivo, con los billetes de 20 y 50 euros a la cabeza, es el método favorito de los consumidores para abonar las compras

28 abr 2019 . Actualizado a las 08:42 h.

Los españoles seguimos prefiriendo tirar de billetera antes que estirar el plástico. El paso de los años y el auge de las nuevas tecnologías no han podido con el dinero en efectivo. Las monedas y billetes siguen siendo los reyes absolutos en nuestro país. Según los datos que maneja el Banco de España sobre el uso del efectivo, un 53 % de la población utiliza billetes y monedas como principal medio de pago, seguido por la tarjeta de débito con un 41 % de usuarios y las de crédito, solo con un 6 %. Alegan los consumidores que, aunque el uso del efectivo ha ido disminuyendo en los últimos años perseguido por la larga sombra del comercio electrónico, el dinero físico cuenta con ciertas características que lo hacen (por ahora) imbatible. Comodidad, mayores facilidades para controlar el gasto o su menor coste son algunas de las razones que los españoles apuntan para convertir el dinero en efectivo en el gran soberano de sus carteras.

Los puntos de venta son los encargados de canalizar la inmensa mayoría de las operaciones con dinero papel. El 79 % de las transacciones en la eurozona se realizan en efectivo, lo que en términos de importe supone un 54 % del total. Y en España, las cifras son superiores a la media. Una muestra más de que en nuestro país el efectivo es todavía más protagonista que en el resto del Viejo Continente. Monedas y billetes copan el 87 % de las operaciones españolas y un 68 % del valor total.

Más veces, pero menos cantidad

Pagamos más veces que los europeos, pero el desembolso es algo menor que el de nuestros socios. El valor medio de las transacciones en efectivo en el conjunto de la zona euro fue de 12,38 euros, mientras que en España esta cantidad se quedó en los 8,8. Los datos del Banco Central Europeo (BCE) demuestran que el efectivo es el medio de pago preferido por los ciudadanos para las transacciones inferiores a los 45 euros. Y para conseguirlos, los cajeros automáticos son la opción predilecta. El 61 % de los europeos acuden a ellos para llenar la cartera, frente al 8 % que optan por las ventanillas bancarias. De media, vamos 0,5 veces a la semana a extraer cuartos de nuestras cuentas bancarias y el importe asciende a los 73 euros.

En la cartera, los ciudadanos del Viejo Continente llevan unos 65 euros. Los bolsillos patrios van un poco más apurados, porque la media de efectivo que llevan los españoles es de solo 50 euros, una cantidad muy alejada a la de los teutones, cuyas billeteras -las más abultadas de Europa- portan unos 103 euros de media.

El azul y el naranja son los colores dominantes en las carteras. Los billetes de 20 y 50 euros ganan -y por goleada-, la batalla al resto de sus hermanos. Son los más utilizados y los que cuentan con cifras de circulación más altas. En marzo del 2019, último mes del que se tiene registro, más de 3.800 millones de billetes de 20 euros campaban a sus anchas por el territorio. En el caso de los de 50, la cifra aumentaba hasta los 10.300 millones. Los de 10 y 100 euros son los siguientes favoritos en los bolsillos con 2.485 y 2.824 millones de billetes en circulación respectivamente. Y en el caso de los de cinco, no llegan a 2.000 millones los papeles que se intercambian a diario por la zona euro.

 

El 64 % de los ciudadanos, a favor de abolir las monedas de menor valor

Muchos se refieren a ellas como chatarra. Y parece que el sentir es precisamente ese. Las monedas de uno y dos céntimos molestan en la cartera de los españoles. El 56 % están a favor de eliminarlas por completo del sistema de pago. Se muestran dispuestos a establecer un redondeo obligatorio al alza o a la baja en la suma final de las compras. Y en Europa, el sentir es parecido al patrio, el 64 % de los ciudadanos son partidarios de abolir por completo estas monedas. No es un debate nuevo. Bruselas barajó esta posibilidad en el 2013 debido a su coste de producción. Y es que acuñar una moneda de un céntimo cuesta 1,65 céntimos, mientras que el coste de la de dos asciende a los 1,94.