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ECONOMÍA

MANUEL MARRAS

Desde este semana ya hay un nuevo presidente ejecutivo de Gas Natural Fenosa: Francisco Reynés

11 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Usted sabe lo que ha pasado esta semana en Gas Natural Fenosa? Se ha fraguado una operación muy importante -también para Galicia- que intentaré resumir: los socios que están, y alguno que llegará en breve, quieren cambiar la gestión y obtener una mayor rentabilidad de las inversiones de la compañía.

De aquella Fenosa que fundó Pedro Barrié de la Maza y que después se fusionó con Unión Eléctrica Madrileña prácticamente nada queda. La globalización ha llevada a que el fondo de inversión GIP -del nigeriano Adebayo Ogunlesi- tenga mucho que decir en el futuro inmediato de la energética, de la que posee el 20 %. También es importante otro socio, Criteria Caixa, con el 24,4 % y en breve lo será CVC, otro fondo que, según todos los pronósticos, desembarcará tras la compra del 20 % que hoy tiene Repsol. Si esta operación se produce -y todo parece indicar que así será- CVC y GIP poseerán el 40 % de la compañía y, lógicamente, un objetivo común que marca la naturaleza de los fondos: maximizar el valor de la empresa para después vender sus participaciones y ganar dinero. Desde este semana ya hay un nuevo presidente ejecutivo de Gas Natural Fenosa. Se llama Francisco Reynés. Era hasta ahora el consejero delegado de la concesionaria de autopistas Abertis (dicen las crónicas que se va de ese puesto tras cobrar ocho millones), y que llega a la energética de la mano de Isidro Fainé, presidente de la fundación bancaria La Caixa (controla Criteria, que además tiene una participación mayoritaria en Abertis e, indirectamente, a través del banco, en Repsol). En este contexto ha dejado la compañía Rafael Villaseca, hasta ahora consejero delegado. También sale Fainé. Al menos, sobre el papel. Porque los hechos demuestran que manda mucho. Y lo seguirá haciendo. Los pasos que darán los fondos y el banco irán encaminados a maximizar el valor de la compañía. ¿Cómo? Vendiendo lo que consideran que no es rentable o, simplemente, dejando de hace inversiones en aquellas áreas de negocio cuya rentabilidad sea menor. ¿Cuáles pueden ser? La posición que la compañía tiene paralizada en Egipto puede ser un caramelo para la italiana ENI, su socio en la planta de Damietta. Están en juego los 120 millones para adaptar la central de Meirama, que son vitales porque, de no llevarse a cabo, habrá que achatarrarla. También lo están las inversiones en la red de distribución eléctrica, que podría no ser vista por los fondos como una prioridad, puesto que el retorno se produce en el medio plazo.

Desde que Rodrigo Rato, siendo ministro, impidió la fusión entre Fenosa e Hidrocantábrico, ha llovido mucho. Hoy esta última está en manos de la portuguesa EDP, cuyo principal accionista es un fondo chino (China Three Gorges). Endesa, por su parte, tiene capital italiano, e Iberdrola convive con fondos como Blackrock y Qatar Investments. ¡Toda una torre de Babel!