Juan María Nin: «Jamás jamás pensé que llegaría a haber banqueros en la cárcel»
ECONOMÍA
El directivo que intentó comprar NCG aplaude que Galicia haya conservado una entidad financiera propia
23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Tres años después de su salida de Caixabank, donde era consejero delegado, Juan María Nin (Barcelona, 1953) regresa con un libro bajo el brazo: Por un crecimiento racional. De la gran recesión al estancamiento: soluciones para competir en un mundo digital (Deusto). Con el bagaje de más de tres décadas en la alta dirección del sector financiero, el ejecutivo que capitaneó el fallido intento de compra de Novagalicia (NCG) por la entidad catalana habla por primera vez de aquella operación, analiza la crisis y apunta claves para el crecimiento. Y aunque sostiene que en España no hubo fraude sistémico, destaca como positivo admitir los «errores» cometidos.
-Dice que en España no hubo fraude. Pero sí malos e imprudentes gestores y excesos en la banca, primero al calor de la burbuja y luego por la propia crisis, como las preferentes. El goteo judicial es interminable. ¿Cómo se conjugan ambas cosas?
-¡Pues perfectamente! Es una afrenta y una desconsideración, y no es justo respecto al sistema financiero ni a la sociedad española, identificar cuestiones concretas con el sistema. Es como si usted tiene una pequeña herida infectada y decimos que tiene gangrena. Estaríamos haciendo una consideración alejada de la realidad. Eso no obsta para que una sociedad autocrítica reconozca los errores cometidos y esté dispuesta a repararlos. Pero una cosa son los errores y otra el comportamiento general. No se puede extender a todos.
-¿Qué opinión le merece que Miguel Ángel Fernández Ordóñez, las antiguas cúpulas del Banco de España y de la CNMV estén imputadas en el caso Bankia? ¿Qué parte de responsabilidad en la crisis es de los supervisores?
-Están citados como testigos, si no me equivoco.
-No. Son investigados en el caso.
-Sí. La palabra imputado ha conducido a muchos errores, un error terminológico. Forma parte del proceso de análisis de los errores y ya lo he dicho. El funcionamiento del sistema financiero en su globalidad ha sido muy correcto. Son personas que en esta crisis han trabajado extraordinariamente bien, y forma parte de los procesos de un país avanzado intentar saber lo que ha pasado. Por lo tanto, una vez más, extender a una institución cuestiones concretas, cuando esa institución ha sido reconocida por el resto del mundo y ha permitido al sistema atravesar la crisis con daños limitados, no procede.
-¿Pensó alguna vez que banqueros como los de las antiguas cajas gallegas acabarían en prisión?
-Jamás jamás. Yo lo que pensé es que, por supuesto, en todos los negocios, públicos y privados, se pueden cometer errores, pero jamás llegué a pensar en una cosa así. Nunca.
-Usted llevó las negociaciones para comprar NCG en el 2013. ¿Cómo fueron?
-Muy serias. Galicia presenta un escenario de futuro extraordinariamente atractivo, y no lo digo sin conocimiento de causa. Por lo tanto, cuando se tiene la oportunidad de adquirir una cuota de mercado como Galicia, hay que ir a por todas.
-¿Caixabank se llegó a ver como la ganadora de la subasta?
-La pregunta no la puedo contestar porque el proceso fue muy riguroso, muy serio y muy bien llevado por el FROB, por la Administración española. Por lo tanto, los que estuvimos en ese proceso desconocimos en todo momento qué es lo que estaba pasando con los competidores. Bienvenida sea la llegada de un competidor que ha permitido mantener una institución financiera gallega que será un pilar más, como el resto de los bancos y cajas que trabajan en Galicia, para ese futuro que yo, muy en serio digo, en el caso de esa comunidad, es potencialmente brillante.
-¿Pero para usted fue una sorpresa que Caixabank no consiguiera llevársela?
-En absoluto. Durante los años de la crisis nuestra entidad fue la que más entidades adquirió y también la que más oportunidades perdió, porque fuimos muy activos en este sentido. Por tanto, no hubo ningún tipo de sorpresa. Forma parte de la actividad profesional saber que en las reglas del juego están otras entidades a las que les puede interesar más o menos y que, por lo tanto, pueden hacer mayor o menor énfasis en las condiciones. En este tipo de concursos perder, igual que el error, forma parte de la normalidad. Equivocarse y perder es norma, y por lo tanto no hubo sorpresa.
-¿El fiasco en la subasta fue uno de los motivos de su salida de Caixabank?
-En absoluto, nada que ver. Insisto: fuimos la entidad que mejor aprovechó la crisis para adquirir otras entidades. Jamás una cosa de esas tiene que ver. Nunca.
-Con su experiencia, ¿cómo ve el futuro del Banco Popular: ampliación, venta o rescate?
-No puedo contestar porque no estoy dentro del banco y las entidades son extraordinariamente complejas. Lo que sí puedo decir es que el futuro será bueno porque el equipo gestor es excelente.
El ejecutivo que medió ante Merkel para evitar un rescate mayor en España
A la pregunta de por qué ve la luz ahora Por un crecimiento racional, Nin responde que su objetivo es transmitir, a todas las personas que se lo han preguntado, pero especialmente a los jóvenes, qué ha pasado y en qué situación nos encontramos.
-¿Y cuál es su diagnóstico? Porque crecemos en el entorno del 3 %, pero Lagarde ha vuelto a pedir reforma laboral... ¿Qué queda por hacer para tener un «crecimiento racional»?
-El crecimiento racional se basa en aprovechar la revolución tecnológica que está teniendo lugar en el mundo. Lo más importante es preparar al país con mentalidad competitiva para aprovechar esa revolución. Eso escapa un poco de lo que son las grandes recetas tradicionales o la cuestión concreta que usted me ha dicho, que son accesorias. Se trata de un tema más de reto, de compromiso de país y de sociedad, privada y pública, que no de algún tema concreto que siempre estará sujeto a todo tipo de pequeñas discusiones. Lo fundamental es un apoyo muy firme en educación.
-Cuando habla de la gran crisis financiera, relata episodios desconocidos hasta ahora, como su reunión con Merkel para convencerla de que España no necesitaba más que 50.000 millones para el sistema financiero, no un rescate total. ¿Cómo fue? ¿Le costó convencerla?
-Fue una reunión extraordinariamente difícil. No tuve que convencerla de nada porque yo solo era una gota de agua en el proceso de esa decisión. Pero todo suma. Fue una reunión sin un segundo para florituras, una conversación de fundamentos y moral. Le expliqué que en España no había habido fraude sistémico, que no se podía elevar a general una cuestión concreta, que el dinero recibido de la UE estaba bien invertido. Pero también le transmití que éramos conscientes de nuestros errores y que necesitábamos 50.000 millones porque una parte del sistema financiero, las cajas de ahorros, había quebrado. Y la seriedad de nuestro país se ha demostrado: fueron 50.000 millones los que precisamos, no 150.000 ni 250.000, como decían los más exagerados.