Reconversión eólica para sobrevivir

f. fernández SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Álvaro Ballesteros

Gamesa rescató de la crisis una antigua fábrica de componentes en Sigüeiro para convertirla en un taller especializado en reparar piezas, único en el mundo

04 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Rubén Carranza habla con añoranza de los buenos tiempos del sector eólico gallego, de cuando el negocio del viento era tan floreciente y rentable que los promotores se peleaban por construir parques y fábricas de componentes. Durante la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI, ninguna comunidad le tosía a Galicia. Ahora, con 3.328 megavatios, es cuarta en potencia instalada y el sector está en estado de hibernación prolongada. Carranza es el gerente de la planta que Gamesa posee en Sigüeiro (Oroso), a un paso del principal aeropuerto gallego. Hasta el 2010, el primer constructor de piezas eólicas de España fabricaba en esas instalaciones nacelles, la parte sobre la que giran las palas de los aerogeneradores. Pero la crisis, que se llevó por delante buena parte del tejido industrial que prosperó al abrigo de los parques, obligó a la empresa a llevar a cabo una especie de reconversión industrial y transformó esa factoría en un gran local de reparaciones de 10.000 metros cuadrados. Al mismo tiempo cerró el que ya tenía en el concello coruñés de Bergondo, cuyas instalaciones tiene ahora alquiladas a otra compañía.

Gamesa hizo de la planta de Sigüeiro, donde trabajan 70 operarios, el mayor taller del mundo especializado casi en exclusiva en arreglar multiplicadoras, una pieza de acero que puede pesar de 5 a 40 toneladas encargada de transmitir la potencia de giro del rotor al generador para producir la energía. «Es como la caja de cambios de un coche», traduce Carranza.

Parques de todo el sur europeo

Gamesa repara en Sigüeiro unos 500 equipos al año, que llegan procedentes de parques eólicos de todo el sur de Europa, que son los que lucen canas suficientes para que las máquinas empiecen a renquear. Pero también reciben encargos desde países latinoamericanos. La vida útil de estas instalaciones es de 20 primaveras. Sus clientes principales son Iberdrola, Acciona, Energy Green Power y EDP.

Pero ¿por qué especializarse solo en arreglar una parte concreta del molino de viento? «Porque la multiplicadora tiene la complejidad suficiente para dedicarnos solo a ella», aclara el gerente del taller. Y porque el negocio reporta rentabilidad suficiente, aunque Gamesa no quiere hablar de cifras.

Arreglar estos equipos es caro y complejo. Las tareas de reparación no consisten simplemente en desmontar, hallar la avería y sustituir el fragmento dañado, sino que «mejoramos la pieza, cambiamos su diseño original», aclara Carranza. De hecho, el equipo reparado es como si fuera nuevo y puede durar otros 20 años.

Cada multiplicadora está compuesta por unas 200 piezas, una parte importante de las cuales va directamente al contenedor de la chatarra. A lo largo de entre ocho y diez semanas, cada elemento desechado es sustituido por uno nuevo. Pero tampoco es tan simple como eso. En una parte de la fábrica de Sigüeiro hay una máquina que es la verificadora de engranajes, en donde se define el perfil idóneo para que las partes dentadas encajen a la perfección. «El contacto entre una pieza y otra tiene que ser perfecto para evitar ruidos y vibraciones», explica el gerente. Para esto, cada fabricante de piezas eólicas tiene su librillo, secreto para sus competidores.

Los recambios de piezas se guardan en un gran almacén que recuerda al de Ikea y en él hay material en stock valorado en cuatro millones de euros. El cocinero es el encargado de escoger los fragmentos necesarios para recomponer cada multiplicadora.

Diseñar, construir y reparar

Gamesa diseña, fabrica, instala y se encarga del mantenimiento de los molinos de viento. De hecho, buena parte de sus ingresos proceden también de los contratos para encargarse de supervisar que los aerogeneradores funcionan bien, y repararlos y volverlos a colocar en el caso de que fallen. Sin embargo, algunos clientes han decidido ahorrar prescindiendo de este tipo de servicio. A la planta de Sigüeiro llegan multiplicadoras propios y de otros fabricantes Fuentes de la compañía explicaron que el 100 % de su producción de piezas eólicas se vende fuera de España, especialmente en la India y países latinoamericanos.

Solo dos factorías de generadores y palas resistieron las cornadas del crac

En Galicia solo quedan dos fábricas eólicas, la de Gamesa en As Somozas y la de generadores de Vestas en Viveiro. También pervive el taller de reparaciones de Sigüeiro. La compañía, cuyo principal accionista es Iberdrola, emplea a 350 personas en la comunidad, el 9 % de toda su plantilla en España. Además de apostar por la reparación de multiplicadoras, el grupo también logró revivir la fábrica de palas de As Somozas, que, tras soportar varios ERE, ahora da trabajo a 230 operarios. Las aspas que zarpan en barcos desde el puerto de Ferrol. El año pasado exportó 132 piezas en diez buques. Además, suministró más del 45 % de la potencia eólica instalada (2.000 aerogeneradores) en Galicia. La compañía española está pendiente ahora de su fusión con la alemana Siemens.