El borrador recoge que la industria asuma cubrir costes de producción, y la distribución, cambiar sus prácticas
19 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Lo que ayer presentaron los responsables del Ministerio de Agricultura al sector lácteo -tres páginas, bajo el epígrafe de borrador- más que propuestas concretas parecen recomendaciones. Peticiones más o menos concretas en las que se apela a la buena voluntad de los distintos agentes para mejorar aspectos tan vitales para el futuro de la ganadería láctea como el uso de la leche como producto reclamo, los precios en origen por debajo de los costes o los contratos homologados.
Nada de lo plantea el Gobierno en este escrito resulta nuevo y ahí es donde radica la frustración del sector productor que demandaba medidas concretas como han puesto en marcha recientemente Francia o el Reino Unido. Precisamente la ministra sostiene que buena parte de lo expuesto en esas propuestas emanan de los últimos acuerdos en París.
¿Alguien a estas alturas puede pensar que la distribución va a empezar a valorizar la leche y a dejar de utilizarla como producto reclamo como le pide el ministerio? De hecho, ¿es necesario pedírselo si existe una ley que les obliga a hacerlo? Todo indica que sería mucho más lógico y productivo que el Ejecutivo redoblase sus esfuerzos para hacer cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria que demandar de la distribución algo que reiteradamente ha incumplido. La Agencia de Información de la Cadena Alimentaria puede inspeccionar y sancionar incumplimientos, y la ministra ayer aseguró que se redoblarán los esfuerzos en esos controles.
Más difícil de creer resulta el hecho de que la distribución vaya, a partir de ahora, a cambiar sus actuales políticas de compras, prácticamente mensuales, para hacerlas a largo plazo, como aparece en la propuesta ministerial. ¿Simplemente con el único objetivo de beneficiar al sector productor y de que la industria pueda planificar mejor sus compras? Cuesta pensar que sea solo por eso cuando hasta el momento se han dedicado a hacer todo lo contrario.
El papel de la industria
De cumplirse lo presentado ayer por García Tejerina, la industria se comprometería a aplicar precios que cubran los costes de producción (al menos para un volumen de leche similar a la de la última campaña láctea) y a poner en marcha un contrato tipo donde se garantice la recogida. Nada que objetar, de no ser por el hecho de que ambos aspectos ya formaban parte de los principios fundacionales sobre el que se creó el llamado Paquete Lácteo, conjunto de medidas normativas que ahora se ve no ha servido para gran cosa.
El Gobierno somete a la buena voluntad de las industrias el hacer figurar en sus envases la procedencia de la leche y a una negociación entre empresas e industrias el qué hacer con los volúmenes de leche que sobrepasen lo producido el año pasado. No se advierte solución a las importaciones de leche ya envasada de otros países ni se garantiza la recogida a precios sostenibles de parte de la leche que produzcan aquellas granjas con capacidad de dimensionarse e incrementar su producción.
Precisamente de ellas se pide que formen asociaciones de productores y cooperativas «sólidas y bien dimensionadas comparables a las de los principales estados miembros». Lo primero ya aparecía recogido en el Paquete Lácteo, y lo segundo no parece una medida de ejecución inmediata con la que atajar la severa crisis que les afecta.
En síntesis, que el borrador que el Ministerio de Agricultura ha puesto sobre la mesa es una buena exposición de motivos de las necesidades del sector. Pero poco más que eso. Difícil va a ser solucionar los problemas del sector pidiendo solo buena voluntad de las partes.
el campo agoniza
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