Entre el drama y el milagro

Albino Prada
Albino Prada A DOS BANDAS

ECONOMÍA

06 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las previsiones han confirmado y ampliado el pronóstico de que este año España será una de las economías de mayor crecimiento de la zona euro, muy por encima del de Francia o Alemania. Esas estimaciones dejan claro que ese impulso no es consecuencia de una demanda externa especialmente favorable ya que España incurrirá en déficit comercial. Es en la demanda interna, y singularmente en el consumo familiar, dónde se sitúa el principal factor que explica ese mayor crecimiento. Porque aunque la inversión (en construcción o bienes de equipo) también aumenta, el consumo de los hogares triplica su incidencia en relación al producto total. El consumo familiar avanzará en España este año un 3,5 %, mientras en Francia lo hará un 1,7 % y en Alemania en un 2,4 %. ¿Cómo explicarlo? Tenemos el doble de paro que Francia o el cuádruple que Alemania. Además se nos informa de que los ingresos de los trabajadores españoles apenas crecerán la cuarta parte de la media de la eurozona; sabemos que buena parte de los pensionistas están en el umbral de la pobreza y que es el trabajo temporal o precario el que ahora se crea ¿De dónde sale ese despegue del consumo? No queda más remedio que vincularlo a la conjunción del efecto riqueza con la desigualdad social. Porque en España las rentas no salariales acaparan mucho más PIB que en Alemania o Francia y somos el país más con más desigualdad de la UE. Porque en España existe un sector de la población que ha visto cómo estos años sus ingresos crecen (o al menos se mantienen) y cómo otras rentas (de acciones, por ejemplo) mejoran; que ha visto como una rebaja fiscal indiscriminada en un escenario de deflación los está haciendo más ricos en términos reales.

Y es así como el drama de la desigualdad se transforma en milagro de consumo. En la hostelería o el comercio los sectores privilegiados pueden disfrutar de servicios más baratos que hace seis años. Crece ese consumo y ese empleo. Y es en eso que somos campeones de la eurozona. No parece un modelo sólido ni, mucho menos, equitativo.