Draghi disparará el lunes

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

KATIA CHRISTODOULOU | EFE

El BCE empezará a comprar bonos públicos el 9 de marzo y no adquirirá ninguno griego, ni los que ofrezcan una rentabilidad inferior al -0,2 %

06 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El quantitave easing (compras masivas de deuda) de Draghi ya tiene fecha. El próximo lunes, el italiano dará el pistoletazo de salida a una carrera que adentrará al BCE en terreno desconocido, y en la que otros grandes bancos centrales del mundo le llevan varios años de ventaja.

Marzo será la primera de las 19 etapas de una vuelta que, en principio, debería llegar a la meta en septiembre del año que viene. En cada una de ellas, el guardián del euro empleará 60.000 millones de euros en comprar deuda (pública y privada: unos 45.000 millones de la primera y otros 15.000 de la segunda). Diecinueve meses en los que invertirá un total de 1,14 billones. El trofeo: lograr que el dinero deje de dirigir sus pasos hacia la deuda pública y los encamine hacia otros puertos. En otras palabras, que los bancos dejen de engordar su cartera de bonos públicos, le vendan los que tienen al BCE, y destinen esos fondos a lo que los tienen que destinar: dar crédito. Y todo, para imprimir vigor a la economía y que la inflación repunte hasta colocarse donde le gusta a la autoridad monetaria que esté: cerca, pero por debajo del 2 %.

Se quejó Draghi ayer de que todavía no ha disparado ni una bala y ya hay quien dice que no logrará su propósito. A los que dudan de su puntería, les recordó el italiano que el simple anuncio de que apretaría el gatillo -la decisión se tomó, y se hizo pública, el pasado 22 de enero- ya ha dado frutos. Ha debilitado la cotización del euro -en mínimos frente al dólar desde el 2003-, lo que hace más atractivas las exportaciones; y relajado aún más las primas de riesgo, abaratando el coste de la financiación de los Estados, que podrán ahora destinar lo que ahorran a otros menesteres. Y hasta avanzó Draghi cierta alegría en el grifo del crédito. «El préstamo a los hogares y las empresas ha mejorado», dijo. La casualidad quiso que el italiano tuviera que dar la cara ayer en Chipre, el último de los rescatados de la zona euro, y un país que, de momento, no se beneficiará de las compras. Y eso porque la autoridad monetaria solo adquirirá títulos con rating de inversión, nada de bonos basura (los chipriotas lo son). Tampoco comprará los que tengan una rentabilidad inferior al -0,2 %, que es justo lo que les cobra el BCE a los bancos por dejar el dinero ocioso en sus arcas.

En Nicosia se reunió ayer el consejo de la autoridad monetaria -dos veces al año lo hace fuera de Fráncfort, donde la institución tiene su sede- y allí, muy cerca de la vecina Grecia, hubo de enfrentarse Draghi a las preguntas -e incluso a alguna que otra airada intervención- de los periodistas griegos. No le tembló la voz. Dejó claro que el BCE seguirá sin aceptar los bonos helenos como garantía para facilitar liquidez a los bancos del país. Y así será hasta que tenga la plena certeza de que el Gobierno de Syriza se pliega a lo acordado.

Liquidez para la banca griega

Según Draghi «no se puede decir que el BCE no esté apoyando a Grecia». Y lo argumentó con cifras: le ha prestado a la banca griega 100.000 millones de euros, la mitad en el último mes. Es más, ayer decidió ampliar la línea de liquidez de emergencia en 500 millones, hasta un total de 68.800.