Los sueldos dan la espalda al IPC

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Los «número dos» de UGT y Comisiones, Toni Ferrer (izquierda) y Ramón Górriz.
Los «número dos» de UGT y Comisiones, Toni Ferrer (izquierda) y Ramón Górriz. Paco Campos < / span>Efe< / span>

Los sindicatos aceptan mantener ligada la retribución al PIB, pero ponen condiciones: piden subidas de hasta el 2 % el próximo año si la economía crece como se espera

24 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desindexar. Uno de los verbos favoritos del Gobierno en esta legislatura, en la que ha impulsado incluso una ley -aún atascada en su trámite parlamentario- para que el IPC deje de ser la referencia en la revisión anual de los precios de servicios públicos y ha desvinculado definitivamente de la inflación la subida de las pensiones. Lo mismo ha ocurrido con los salarios desde el acuerdo de negociación colectiva firmado por los agentes sociales en el 2012, en el que sindicatos y patronal consensuaron una política de moderación salarial, incluso con pérdida de poder adquisitivo, para tratar de contener la destrucción de empleo.

Frente a los topes rígidos establecidos durante los dos primeros años de aplicación del pacto salarial -en los que se fijaba un alza máxima de los sueldos del 0,5 y 0,6 %-, para el 2014 el acuerdo ligó el incremento a la evolución de la economía española, una tendencia que se mantendrá durante los próximos tres años, dejando atrás definitivamente el IPC como referencia para calcular el aumento de la nómina en enero.

Así lo anunciaron ayer Ramón Górriz y Toni Ferrer, secretarios de acción sindical de CC.?OO. y UGT, respectivamente, que en unas jornadas sobre la negociación colectiva anunciaron que las dos centrales mayoritarias están dispuestas a aceptar la propuesta de las patronales CEOE y Cepyme para que los salarios sigan vinculados a la evolución de la economía española.

Pero los sindicatos, que plantearon inicialmente que se indexasen de nuevo los sueldos al IPC y la productividad de los trabajadores, para que estos pudiesen recuperar poder adquisitivo, marcaron sus líneas rojas. Que no serían, para este año, más que la prórroga de las que ya rigieron para el pasado. A saber, que no aceptarán una subida inferior al 1 % y que, en caso de que el PIB a precios constantes cerrara el 2014 con un alza superior a dos puntos porcentuales, el aumento debería ser del 1,5 %. A falta de que el Instituto Nacional de Estadística confirme el jueves la cifra, la economía española creció el año pasado un 1,4 %, por lo que en la práctica el incremento máximo para este año -el acuerdo tan solo fija una recomendación genérica que luego se concreta en las mesas de negociación de los distintos convenios sectoriales- no excederá de un punto.

Cláusulas de garantía

Más margen piden para el 2016, cuando quieren que los salarios puedan crecer hasta un 2 % si la economía española acelera este año al ritmo que marcan las previsiones y el PIB crece más de dos puntos y medio.

Para ambos ejercicios, las centrales reclaman cláusulas de garantía salarial, para asegurar que, en caso de que las medidas del Banco Central Europeo den su fruto y la inflación reviva hasta tasas cercanas al 2 % (el mandato del BCE), los asalariados no pierdan poder adquisitivo: «No podemos jugar a la ruleta con el sueldo de los trabajadores», defendió Ferrer.

En el aire quedaría la subida para el 2017, que los sindicatos proponen negociar en el primer trimestre, con una fórmula que incluya el comportamiento de la economía el año anterior y el cuadro macroeconómico del Gobierno para ese ejercicio.

De momento, las diferencias sobre los salarios y el enfoque de la ultraactividad son los dos únicos puntos que impiden cerrar el nuevo acuerdo. Los sindicatos remarcan que no aceptarán ningún texto que empeore lo pactado en un contexto de recesión, porque no casa con la mejora de la economía que pregonan Gobierno y patronal.

Y van un paso más allá. Advierten de que si no se firma el documento «se iniciará una guerra de guerrillas en la negociación colectiva que será imposible de atajar». «Algunos estamos ya cansados de hacer de bomberos, quien incendie, que corra con el fuego», remarcó Górriz.