Universitarios de Santiago se suman a 42 colectivos de 19 países en una iniciativa mundial que pide pluralidad en los planes de estudio
17 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.En estos tiempos de marcada supremacía de la economía sobre los ámbitos de decisión política, en los que las instituciones financieras y las administraciones más poderosas reman en la misma dirección, el mundo parece vivir instalado en el pensamiento único. Ni el mismo Adam Smith habría aventurado tan larga vida a la metáfora de su mano invisible. Esa que permite que los mercados reasignen eficientemente los recursos.
Paradojas de los tiempos que corren. De la misma crisis económica que ha tenido su origen en la desregulación y el descontrol de los mercados financieros se sale sin una sola corrección sobre eso y recetando austeridad y reducción del gasto público, como si esa fuera la fuente de todos los males. Hasta 42 organizaciones de estudiantes de económicas de 19 países del mundo han suscrito una iniciativa en favor de una enseñanza plural en los planes de estudio. En España, junto a alumnos de Madrid y Barcelona, firman los Estudantes de Económicas e Empresariais de la Universidad de Santiago (USC).
Su tesis es simple: no solo está en crisis la economía mundial sino la propia enseñanza de la economía. Y eso acarrea consecuencias: lo que se imparte en la educación superior moldea el pensamiento y la mentalidad de las próximas generaciones de políticos, que son quienes toman las decisiones. «No es una cuestión partidista e ideológica: existe un empobrecimiento en la docencia a lo largo de la última década, poca diversidad intelectual que limita la capacidad para enfrentarnos a los grandes retos del siglo XXI, entre los que está la estabilidad financiera o la seguridad alimentaria; las materias troncales relacionadas con la teoría económica se imparten según el paradigma dominante», sostiene Manuel Saborido, alumno de la USC y firmante del manifiesto.
Sin embargo, son muchos los que creen que esta iniciativa es como intentar vaciar una piscina con una cucharilla. Gran parte de la producción científica del mundo académico navega en favor de la corriente dominante. E incluso no hay coincidencia en que exista un problema en la docencia.
Venancio Salcines, economista y profesor en A Coruña, apoya la iniciativa internacional de los estudiantes y hace un diagnóstico crítico: «Es bueno recordar que el papel de los grados es aportar la base teórica necesaria para en un futuro construir otro tipo de discursos: el problema es que los docentes no suelen participar en este tipo de debates y nos los desarrollan en los últimos años de carrera».
Sin embargo, hay profesores que sostienen que deben hacerse matices a ese manifiesto. O al menos entienden que la traslación de la denuncia a lo que ocurre en la realidad plantea serias dudas. Miguel Vázquez Taín, profesor en la USC, no cree que el problema de los planes de estudio vigentes sea que exista un «sesgo doctrinal». A su juicio, la principal carencia es si se están aportando al alumno todas las herramientas necesarias para completar su formación y a la postre fomentar el desarrollo para una visión crítica de la realidad. Pero el profesor considera que hay libertad de cátedra y niega la generalización de un sesgo doctrinal.