Feijoo regresó a Ferrol tras dieciséis meses de ausencia

b. c. ferrol / la voz

ECONOMÍA

08 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Y Feijoo reapareció en Ferrol. La última vez que vino a la urbe naval fue el 16 de octubre del 2012, en plena campaña de las elecciones gallegas, en donde instó a Navantia a «mover el culo» para conseguir contratos. Han pasado 16 meses y desde entonces las relaciones del naval ferrolano con el presidente de la Xunta han estado marcadas por el desencuentro y hasta por la crispación. En plena crisis de ocupación, conforme los despedidos del sector se iban contando por miles y el desarrollo de los contratos con Pemex iban empantanándose cada vez más, la Xunta dirigió sus dardos primero a la SEPI y después a Navantia, y los trabajadores arreciaron en sus críticas hacia el jefe del Ejecutivo gallego. Su imagen, junto a la del alcalde, llegó a arder en las barricadas del naval ferrolano.

En los círculos próximos a Feijoo se llegó a admitir que este se negaba a venir a Ferrol. Y así ha sido. Tampoco ha atendido las peticiones realizadas por los representantes de los trabajadores hasta en media docena de veces para mantener encuentros en los que abordar los compromisos con el sector: el anunciado flotel de Pemex y el prometido dique flotante para la división de Reparaciones. Ayer abundó en su negativa a escuchar a los operarios. «El mejor encuentro que se puede tener con los trabajadores de Navantia es cumplir con mis obligaciones. Siempre he dicho que estábamos trabajando por un proyecto y la mejor forma de acreditarlo es que el cliente visite a los trabajadores de Navantia. Nunca les hemos engañado, al contrario, hemos seguido trabajando a pesar de la escasa confianza que se depositó en la Xunta», afirmó, para apostillar: «Prefiero conseguir contratos que la desconfianza y la descalificación». Aunque sostiene que «Navantia siempre ha tenido la puerta abierta para la Xunta», el acto público de ayer en Ferrol, que al contrario que en Vigo no se celebró en el astillero, sino en el Concello, demuestra que las relaciones distan mucho de ser fluídas. Tampoco asistió al encuentro técnico celebrado en la antigua Bazán, pese a que sí acudió a Hijos de J. Barreras.

El contrato de los floteles, fruto de la implicación de Feijoo en la búsqueda de trabajo para una empresa en la que la Xunta no tiene competencias -porque no ha cumplido la Ley del naval gallego- nació con tintes políticos y en su puesta de largo continuó en esta misma línea.