Más de 52.000 gallegos podrían perder su convenio antes de un año

Gabriel Lemos A CORUÑA / LA VOZ

ECONOMÍA

El fin de la prórroga automática ya dejó sin su marco laboral a más de 40.000 personas y 12.300 están amenazados. Sindicatos y patronal prevén una cascada de pleitos por la rebaja en las condiciones laborales

15 jul 2013 . Actualizado a las 09:16 h.

El pasado domingo, 7 de julio, se cumplió el primer aniversario de la entrada en vigor de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. La efeméride no pasaría de la categoría de anécdota si no fuese porque, coincidiendo con el aniversario, vencía el plazo fijado para renegociar todos los convenios colectivos que habían sido denunciados antes de su aprobación. La nueva norma ha acabado con la prórroga automática de los convenios que regía hasta ahora, lo que ha provocado que en solo una semana hayan decaído ya más de 1.300 acuerdos.

¿Qué es la ultraactividad de los convenios?

Es la figura legal, vigente hasta la aprobación de la reforma laboral, que determinaba que los convenios colectivos, salvo que se llegara a un pacto contrario entre sindicatos y empresa, se prorrogaban automáticamente hasta ser sustituidos por otro, incluso en aquellos casos en los que ya hubiesen cumplido el período de vigencia establecido. Se buscaba así evitar vacíos en la regulación de las relaciones laborales.

¿Qué cambia tras la reforma?

Desaparece la ultraactividad y, por tanto, una vez expirado el convenio y denunciado por parte de la empresa o de los trabajadores, empieza a contar el plazo de un año para su renovación, salvo que ambas partes hubiesen llegado a un pacto para mantener su vigencia mientras se negocia el nuevo texto, en cuyo caso se mantendría su validez hasta que se acordase uno nuevo. Si sindicatos y patronal no llegan a un acuerdo en ese período, el acuerdo decae y los trabajadores pasan a regirse por el convenio inmediatamente superior. ¿Cuál sería este? Depende de cada caso. Si partimos de un convenio de empresa, que es la menor unidad de negociación laboral posible, de caer este los trabajadores pasarían a estar regulados por el convenio sectorial de su provincia o, de no existir, por el autonómico o el nacional. El mayor problema vendría en aquellos casos en que no existiese un convenio superior al que remitirse, puesto que entonces solo sería aplicable el Estatuto de los Trabajadores.

¿Cuál es el objetivo de la reforma?

El Gobierno plantea el fin de la ultraactividad como un mecanismo para fomentar la flexibilidad interna de las empresas. ¿Cómo se consigue? Eliminando el principal elemento de presión que hasta ahora podían ejercer los sindicatos en la negociación colectiva: el bloqueo de la misma. La prórroga automática de los convenios permitía a los representantes de los trabajadores oponerse a cualquier cambio que considerasen lesivo para sus intereses, ya que a falta de un acuerdo seguiría en vigor el anterior acuerdo. Para los empresarios, esto impedía adaptar las condiciones laborales a la situación real del mercado, perpetuando contenidos que consideran obsoletos.

¿ A cuántos trabajadores afecta esta modificación?

Según los cálculos de los sindicatos a nivel nacional, en toda España este lunes decayeron más de 1.300 convenios que afectaban a 1,4 millones de trabajadores. La cifra es más reducida en el caso de Galicia, donde fueron 79 los convenios que perdieron vigor y más de 40.000 los afectados. Pero es solo la punta del iceberg, ya que son los acuerdos que habían sido denunciados antes de la entrada en vigor de la reforma, pero hay muchos más en la cuerda floja. Así, según datos facilitados por el Consello Galego de Relacións Laborais, actualmente hay en la comunidad 36 convenios denunciados, por los que se rigen más de 12.300 trabajadores y que podrían quedar sin valor antes de un año si antes no se llega a un acuerdo en la mesa de negociación.

¿Cómo afecta el cambio a la negociación colectiva?

«Un dos efectos terribles é que rompe o equilibrio», asegura Domingo Barros, secretario de Política Sindical de UGT en Galicia, para quien «os empresarios sempre están en vantaxe, pero ata agora os traballadores polo menos tiñamos o dereito tras de nós, agora nin iso». En esa misma línea se manifiesta su homólogo de CC.OO., Jesús Castro, que pone un dato encima de la mesa: en los primeros seis meses del año, la subida salarial media pactada en los convenios firmados en Galicia fue del 0,72 %, un punto menos que el repunte del coste de la vida. Hace un año era del 1,52%. Los sindicatos entienden que el fin de la prórroga de los convenios está actuando como un factor de presión adicional que lleva a aceptar peores condiciones a la hora de negociar. La patronal, por contra, no comparte esa lectura. Beatriz Regos, asesora jurídica de la Confederación de Empresarios de Galicia, cree que la reforma no refuerza la posición de los empresarios sino que los coloca, tanto a ellos como a los sindicatos «ante un ejercicio de responsabilidad». «Se fuerza a las dos partes a a adaptar las condiciones laborales de la empresa a las condiciones actuales, y si no lo haces es cuando te puedes quedar sin convenio»,

¿En qué afecta la pérdida del convenio?

Si los trabajadores pasan a regirse por otro superior, se adaptarían a las condiciones laborales de este, pero en caso de no haberlo el único marco de referencia sería el Estatuto de los Trabajadores, como apunta el abogado Carlos Tomé, que recuerda que «cualquier condición mejorada respecto de las condiciones básicas del Estatuto podría ser modificada por la empresa de manera unilateral». Eso no afecta solo al sueldo, que podría recortarse hasta el salario mínimo interprofesional, sino a todo el conjunto de aspectos regulados en convenio, desde la jornada a los beneficios sociales o el régimen de vacaciones.

«Los empresarios no estarían obligados a mantener las condiciones anteriores», explica Regos, que sin embargo entiende que la intención de estos no pasa por exprimir las posibilidades de recortes que se les abrirían con el nuevo escenario sino «analizar su situación y adaptarse a las necesidades que tengan». «Vai ser unha incertidume total, quedará á vontade dos empresarios», replica Castro.

¿El trabajador tiene forma de recurrir?

Sí. De hecho, tanto sindicatos como patronal asumen que, de generalizarse la rebaja de las condiciones laborales, los jueces tendrían la última palabra a la hora de resolver las disputas entre trabajadores y empresarios. «Probablemente se acabe en los juzgados, porque hay mucha incertidumbre y hay muchas interpretaciones sobre la aplicación de la norma», explica la representante de la patronal, en una interpretación con la que coinciden los sindicatos, que remarcan que «hai máis solucións das que a xente pensa», como explica Barros, aunque reconoce que «a norma ten todo tan pautado e reglamentado que queda pouca marxe, deixa as mans atadas aos abogados laboralistas».

En cualquier caso, tanto empresarios como centrales sindicales recuerdan que, además de los tribunales, también quedaría el recurso de acudir a los sistemas autónomos de mediación en conflictos, como el AGA.

¿Es irreversible la pérdida de los convenios?

No. Un convenio que decaiga puede ser recuperado más tarde pero para ello, explican las partes, es imprescindible que se mantengan vivas las mesas de negociación. «En los convenios que han decaído se mantienen las intenciones de negociar», explica Beatriz Regos, que insiste en que a los empresarios «no les interesa dejar caer convenios, les interesa tener un marco de regulación». Por su parte, los representantes de los trabajadores insisten en que lo fundamental es mantener abiertas las negociaciones. Así, Jesús Castro remarca que «mentres hai negociación, hai boa fe», mientras que Barros recuerda que tanto empresarios como trabajadores firmaron un acuerdo en Madrid por el que se obligan a seguir negociando para evitar la caída de los convenios colectivos. «Temos un mandato que nos obliga a seguir negociando ata chegar a un acordo para non deixar a ese máis dun millón de traballadores sen convenio e o faremos, mentres hai unha negociación viva hai esperanza», zanja.