Hacia una gran depresión

ECONOMÍA

05 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Para conmemorar el primer año del nuevo Gobierno, nada podría ser más inoportuno que seguir batiendo todos los récords de desempleo. Y sin embargo los datos interanuales de paro registrado y de cotizantes a la Seguridad Social así lo testifican. Tenemos 490.000 parados registrados más en los últimos doce meses, y 717.000 afiliados menos, cifras que están haciendo saltar por los aires tanto las previsiones de prestaciones como del déficit presupuestario de la Seguridad Social. El comienzo del 2013 se presenta dramático. Seguiremos recogiendo los amargos frutos de una terapia de shock sobre las cuentas públicas (subidas de impuestos, recortes salariales, despidos, desplome de la inversión, recortes en prestaciones sociales) que están agravando aún más la demanda y el empleo. Terapia inútil mientras no se solucione la bancarrota financiera e inmobiliaria para la que ya asumimos una gigantesca factura colectiva, pero para la que no se espera una salida del túnel a corto plazo. Pues mientras los ajustes presupuestarios fueron una prioridad máxima, las medidas sobre el sector financiero siguen al dictado de los intereses del sector. Uno esperaría que las cifras de paro registrado se aliviasen por el desánimo de los desempleados que agotan sus prestaciones o por la emigración. Pero ni con esas. Los cientos de miles de personas que siguen engrosando las listas de esta depresión social se verán abocadas a no poder responder por sus deudas, lo que complicará todavía más la morosidad y la ola de ejecuciones hipotecarias. Pero seguiremos con esta equivocada terapia de shock: implacables con los objetivos de déficit público y generosos con el saco sin fondo de la burbuja financiera.