Ni culpables, ni responsables, todos quisieron exculparse

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Políticos y banqueros convierten la investigación de la crisis financiera en una inútil ceremonia de la confusión

27 jul 2012 . Actualizado a las 17:37 h.

Julio Fernández Gayoso, excopresidente de Novacaixagalicia, se refugió en su falta de competencias ejecutivas y en el «no conduce a nada hablar del pasado» para no responder. Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, se exculpó ya de entrada: «Tengo la conciencia de haberlo hecho bien», dijo. El expresidente de Catalunya Caixa, Narcis Serra, calificó de «modélica» la fusión de las cajas catalanas, que acabó en nacionalización; y la exministra socialista de Economía, Elena Salgado, se escaqueó con un «no me corresponde a mí hacer valoraciones». Las cuatro comparecencias de ayer, en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, no solo no cumplieron el objetivo de aclarar las responsabilidades de cada uno de ellos en la actual crisis financiera, sino que sus intervenciones se convirtieron en un lavado de manos general de los interpelados, consentido por unos parlamentarios desmotivados y poco brillantes en la réplica.

¿Por qué Fernández Gayoso se escudó en su falta de poder ejecutivo?

Porque, efectivamente, carecía de competencias ejecutivas desde el año 2006, pero el excopresidente de Novacaixagalicia tuvo siempre un papel preponderante y así lo recordaban ayer fuentes sindicales de Novacaixagalicia, al afirmar que «siempre tuvo al consejo de administración en su mano, y cuando no fue así, fue cuando dimitió».

¿Realmente no cobró ninguna indemnización millonaria?

En el año 2006 se jubiló, por lo que no ha podido recibir indemnización, pero los sindicatos de NCG explican que, después de jubilarse, siguió cobrando dietas por la asistencia a los consejos de empresas participadas, así como una «pensión estratosférica» procedente de la antigua caja, que ronda los 689.000 euros.

¿De verdad no tuvo responsabilidad en la fusión de las cajas?

Ese fue el argumento de Fernández Gayoso en su intervención en el Congreso. Gayoso llegó a confesar que no vio nunca la auditoría de KPMG que confirmaba la solvencia de la caja fusionada, algo que ha indignado especialmente a los representantes de los trabajadores. «Su responsabilidad fue no haberla visto. Y si es así, ¿por qué votó a favor de la integración?, preguntan los sindicatos.

¿Para qué sirvió la comparecencia de Gayoso en el Congreso?

Ni la intervención de Gayoso ni las de Rato, Serra o Salgado han servido más que para que los interpelados consumieran su tiempo de intervención con un discurso preparado para autoexculparse de toda responsabilidad, y arrojando la responsabilidad sobre terceros, y eludiendo contestar a buena parte de las cuestiones. Lejos de esclarecer algo, los argumentos expuestos arrojaron, si cabe, todavía más confusión. Ninguno dio muestras de autocrítica.

¿Fue acertado el modelo de comparecencia elegido?

A la luz de los resultados, está claro que no. Los invitados a comparecer acuden con un discurso preparado de media hora, al que sigue otra media hora larga de preguntas, por parte de los distintos grupos parlamentarios, que aprovechan con claras intenciones partidistas. Cuando el interpelado vuelve a recuperar la palabra, la mayoría de las cuestiones quedan sin respuestas.