La banca europea avisa de que exigir más capital impedirá activar el crédito

m. j. alegre MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

17 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los bancos privados de la zona euro se oponen a la nueva vuelta de tuerca que se avecina. Bruselas, alentada por destacados mandatarios europeos, quiere imponerles una nueva recapitalización por el potencial deterioro causado por una depreciación de la deuda soberana de países periféricos que atesoran en las respectivas carteras. Los directivos bancarios han hablado alto y claro. El presidente de Deutsche Bank declaró que prefiere vender activos estratégicos y adelgazar el banco antes que verse obligado a aceptar capital público. En España, el presidente del Popular, Ángel Ron, denuncia que, de salir adelante, la iniciativa «tendrá consecuencias gravísimas, devastadoras». Todo el sector cree que obstaculizará el relanzamiento del crédito y con ello la deseada reactivación de la economía.

¿Qué mueve a realizar cambios con esta urgencia? La constatación de que Grecia no puede devolver todo lo que debe y será preciso aplicarle una quita elevada ha llevado a pensar que otros países contagiados durante la crisis -Portugal, Italia o España- pueden pasar por un trance parecido. Los bancos tendrían que hacer frente a los correspondientes impagos. Para adelantarse a esa eventualidad, debieran tener un colchón de capital reforzado con el que cubrir las pérdidas cuando los resultados no alcancen.

En medios próximos a la Comisión y también a la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) se especula con recortes de valoración del 60 % para Grecia, del 40 % para Portugal e Irlanda y del 20 % para Italia y España. Los bancos con bonos de estos países en sus carteras tendrían que aplicar esos descuentos y realizar las correspondientes provisiones. Y esta medida afecta a todos los grandes bancos europeos.

El otro gran cambio consiste en elevar la exigencia de capital de la mejor calidad. Se habla de una horquilla que va del 7 % al 9 % respecto a los activos de que una entidad disponga, evaluados a su vez en función del riesgo. El salto es más que notable porque en las últimas pruebas de solvencia se exigió el 5 %.

Más dinero público

Los bancos tendrían que acudir al mercado a buscar capital, y hacerlo además con urgencia, porque se menciona un plazo de tres meses. A los inversores privados no les van a atraer este tipo de operaciones, menos aún cuando desde la Comisión Europea se ha lanzado el mensaje de que los dividendos pueden correr peligro en las entidades más debilitadas. Como los peticionarios no serán bancos insolventes que se puedan dejar caer, se prevé otra masiva inyección de dinero público, lo que engordará el endeudamiento de los Estados y agravará sus desequilibrios.