EE.UU. y Canadá se hacen con el control de General Motors

Tatiana López

ECONOMÍA

El Gobierno de Obama se hace con el 60%?del capital y el Ejecutivo canadiense controlará otro 12,5%. La compañía despedirá a más de 21.000 personas y cerrará 14 plantas.

02 jun 2009 . Actualizado a las 09:45 h.

Poniendo fin al largo calvario que han supuesto los últimos meses de su vida, el gigante automovilístico estadounidense General Motors solicitó ayer ante un juzgado de Nueva York acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EE.?UU., en lo que supone la mayor bancarrota industrial del país y la cuarta suspensión de pagos más abultada de las que se han producido en el mundo.

Era la crónica de una muerte anunciada. Un acto con el que se cierra uno de los capítulos más importantes de la historia económica estadounidense y con el que se abre también paso a la incertidumbre sobre el futuro de una compañía que durante décadas presumió de ser el motor del llamado sueño americano.

«Este no es el fin del camino sino el inicio de una nueva era». Estas fueron las palabras con las que el presidente Barack Obama anunció la nacionalización de la compañía, que a partir de ahora pasará a estar controlada por el Estado. Una medida que Obama calificó como «inevitable» y que se produce en un momento en que el gigante de Detroit acumula una deudas superiores a los 172.000 millones de dólares (unos 123.000 millones de euros), frente a los 82.000 millones de dólares que suman sus activos.

De nada parecen haber servido por lo tanto las negociaciones entre la empresa y sus acreedores ni la buena voluntad de sus directivos, quienes en un comunicado aseguraron «haber luchado hasta el final por mantener la compañía a flote». Al final, el que fuera en su día el mayor empleador de la nación con más de 600.000 trabajadores en nómina ha acabado sucumbiendo a los efectos de una larga cadena de errores que a partir de ahora deberán ser subsanados «con la mayor celeridad», según Obama, quien también advirtió de que «haber dejado caer al gigante habría supuesto un gran desastre económico para el país».

Es por ello que el Gobierno ha prometido celeridad en la ejecución de un detallado plan de reestructuración fundamentado en los siguientes puntos:

La compañía será divida en dos: la Nueva GM, donde se agruparán los activos saludables con los que el Gobierno pretende trabajar, y otra que responde al nombre de Vieja GM, donde irán a parar los tóxicos.

El Ejecutivo estadounidense pasará a poseer un 60% del capital de la Nueva GM. El Gobierno canadiense controlará otro 12,5%; y los trabajadores, un 17,5%. El 10% que falta quedará en manos del resto de los accionistas, quienes tendrán opción de ampliar su participación en los próximos meses. Inyección de fondos. A cambio de hacerse con el control de GM, la Casa Blanca está dispuesta a inyectar otros 30.000 millones de dólares en la empresa, cantidad que se sumará a los casi 20.000 que le fueron entregados hace unos meses. Todo ese dinero saldrá del plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares aprobado en su día por el Gobierno. A esta ayuda se sumará además un préstamo de 9.500 millones de dólares que saldrá directamente de las arcas canadienses. Marcas. Como parte del plan de reestructuración, GM se compromete a eliminar cuatro de las marcas que tiene en el mercado, así como a vender dos de sus principales divisiones: Hummer y Saturn. Las insignias que seguirán siendo operativas son Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC.

Estos cambios conllevarán el despido de al menos 21.000 trabajadores, lo que constituye un 34% de la fuerza de trabajo de la empresa, así como de 2.600 vendedores. El plan incluye además el cierre de 14 plantas (cuatro de montaje, cuatro de estampado y seis de ejes de motor). La primera de ellas en junio

Según las previsiones del Gobierno que preside Obama, todas estas acciones le permitirán a la empresa continuar trabajando e incluso la posibilidad de mantener su cuota de mercado, algo inferior al 20%. La Administración estadounidense confía en devolver la firma a manos privadas en un plazo máximo de entre 6 y 18 meses. ? En su discurso, Obama insistió en el carácter temporal de la gestión del Gobierno estadounidense asegurando: «No tengo ningún interés en dirigir esta empresa y espero que pronto podamos decir que GM es un icono del sector privado».