El G-7 insta a los bancos a que den a conocer sus pérdidas por las «subprime»

R. de Courson / V. Dupont

ECONOMÍA

10 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los ministros de Finanzas y los bancos centrales de los siete países más ricos del mundo (G-7) dieron ayer en Tokio la voz de alarma porque sus PIB, según sus últimas previsiones, van a sufrir una ralentización en los meses inmediatos. «En todas nuestras economías se prevé que el crecimiento se frene a más o menos corto plazo y en diferentes grados», advirtieron los representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón, al tiempo que constataron que el terreno en el que se mueve la economía mundial es «más difícil e incierto» que el analizado en la última reunión del G-7 el pasado octubre. «En Estados Unidos, el crecimiento de la producción y del empleo se ha retenido considerablemente y los riesgos han aumentado», agregaron. En su opinión, el mercado inmobiliario residencial estadounidense registrará un deterioro «más amplio» que el vivido hasta ahora. No obstante, el secretario estadounidense del Tesoro, Henry Paulson, se mostró confiado en la buena salud a largo plazo de su economía interna y auguró que «continuará creciendo en el 2008». Para hacer frente a esta coyuntura mundial, los países del G-7 se mostraron dispuestos a «emprender acciones, individuales o colectivas, con el fin de garantizar la estabilidad y el crecimiento de las economías. Con ese fin también instaron a los bancos de todo el mundo a hacer pública la forma en que se han visto afectados por la crisis de las hipotecas subprime , insistiendo en la importancia de desvelar por completo y rápidamente sus pérdidas. Estos esfuerzos de transparencia deben ir acompañados de «medidas para reforzar su base de capital si es necesario». Los siete grandes consideran que medidas como esta desempeñarán un papel importante en reducir la incertidumbre, mejorar la confianza y restablecer la normalidad de los mercados. Más producción de petróleo Paralelamente, las siete principales economías instaron a los países productores de petróleo a aumentar su producción con el fin de frenar la escalada actual de los precios, que agrava los riesgos de recesión de sus economías y que el pasado mes alcanzaron los cien dólares por barril. «Animamos a los países de la OPEP y a otros productores de petróleo a que aumenten su producción y reiteramos la necesidad de incrementar la capacidad de las refinerías y mejorar la eficiencia energética», apuntaron. China tampoco pasó desapercibida para el G-7, que hizo un llamamiento para que su Gobierno «acelere» la apreciación del yuan, vista «el alza de su superávit por cuenta corriente y de su inflación». Sin embargo, el comunicado final no hizo referencia a los niveles del yen, del dólar o el euro, el cual alcanzó hace ocho días máximos históricos, cerca de los 1,50 dólares. Los países de la zona euro esperaban que el G-7 hiciera hincapié en la caída continua del billete verde frente a la moneda única, que penaliza a los exportadores del Viejo Continente.