La peseta sigue en vigor

Paloma Abejón MADRID

ECONOMÍA

BENITO ORDÓÑEZ

Reportaje Camilo Rey Fernández ha duplicado las ventas de su tienda en Madrid permitiendo a sus clientes que paguen con la vieja «rubia»

27 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Camilo Rey Fernández es un empresario que decidió combatir el descenso de ventas que suele producirse en septiembre con una idea insólita: aceptar pesetas en su tienda de Alcobendas (una franquicia de Casa), a pesar de que desde el 28 de febrero del 2002 la vieja moneda está en desuso. No sólo lo ha conseguido, sino que ha duplicado sus ventas respecto al mismo mes del año pasado. Cientos de personas se están acercando al comercio y muchas esconden anécdotas increíbles. Una pareja llegó con 48.000 pesetas en billetes de cinco mil de los antiguos (no los últimos en vigor, sino los anteriores) y le contaron que los habían encontrado en una casa que habían comprado a los familiares de una mujer que falleció pegados a la parte posterior de un mueble. La anciana los había escondido y ellos los encontraron al deshacerse del mueble. El engorro que supone cambiar la vieja moneda en el Banco de España (hay que esperar dos colas, una para las monedas y otra para los billetes) ha hecho que muchos españoles prefieran quedarse con las pesetas por pereza. La iniciativa de Camilo Rey les ha supuesto una buena manera de gastarlas y no perderlas. Según datos del propio Banco de España, 339.000 millones de pesetas siguen en manos de los españoles, asi que el negocio puede dar para mucho. De momento, Camilo Rey, que nació en una aldea de Ourense entre A Peroxa y Os Peares, ha ampliado y aunque inicialmente sólo pensaba aceptar la vieja rubia en septiembre lo hará también en octubre. «Está siendo espectacular. Ayer, ya ingresamos más en la tienda en pesetas que en euros», comentaba Camilo Rey. La medida, que le permite salir airoso de la crisis, también tiene sus consecuencias. Sus empleados están sufriendo un estrés tremendo y se ha visto obligado a reforzar la plantilla. «Siempre tenía dos personas en caja, ahora tengo cuatro, y yo que antes apenas aparecía por el negocio tengo que estar aquí para ayudar. La gente trae todo en monedas y te vuelves loco para contarlas. El primer día que fuimos a ingresar al Banco de España tuvimos que ir tres personas con tres carros de la compra llenos de monedas. ¡Imagínese!», cuenta el comerciante. Los clientes no reparan en nada. Ayer, una persona de Fuenlabrada (a 50 kilómetros de Alcobendas) llegó al establecimiento para gastar 2.000 pesetas que tenía en casa, cuando la gasolina de ida y vuelta le suponen casi 8 euros de gasto. Y la cosa no acaba ahí. Un matrimonio de Ciudad Real se enteró de la noticia y se acercó a comprar en la tienda. Camilo Rey Fernández reconoce que pensó en aceptar pesetas como un método para conseguir publicidad a través de los medios pero lo que nunca soñó es que después de poner una cuña en la radio local de Alcobendas acabaría haciendo entrevistas para la televisión portuguesa y el canal uno de Francia. «Ahora veo que mi idea está ayudando a los que no sabían qué hacer con sus monedas», concluye.