José Manuel Sánchez, productor de Cesuras La leche es la sangre que alimenta el medio rural. El corazón de Galicia bombea un líquido blanco que da vida a muchas familias. Una de ellas es la de José Manuel Sánchez, ganadero y titular de una explotación en Cesuras. Su granja tiene 60 cabezas de ganado y tres cabezas humanas, la suya y la de sus padres. Los tres se esfuerzan para cuadrar los números de cada mes ante el recorte de precios adoptado por las industrias lácteas. «Vivir, vivimos», se lamenta José. Tiene un cabreo. Y de la leche.
16 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.En el primer semestre del 2001, la leche vivió su época dorada, con los precios más altos de su historia, al alcanzar los 32 céntimos de euro (54 pesetas por litro). Esta circunstancia sirvió para mitigar los efectos negativos derivados del mal de las vacas locas. Ahora, el panorama, es completamente distinto. ¿¿Cómo van las cuentas? ¿Mal, muy mal. Se pierde demasiado dinero. En esta explotación se producen entre 650 y 700 litros diarios de leche; si multiplicamos por los días del mes y la bajada del precio del producto salen unos números para echarse a temblar. ¿Pero su explotación es relativamente grande... ¿Sí, pero apenas da para vivir. Si esto sigue así, a la baja, a lo mejor me paso a producir queso, que igual es un poco más rentable. Conozco personas que me podrían ayudar a cambiar de negocio. Ahora, el problema estriba en la cuota asignada por el poder. Es muy pequeña, tenemos que vender muchos litros sin declarar. En realidad, vivimos de la leche negra, no declarada. ¿¿Es ilegal, no? ¿Bueno, pues que hablen con las industrias porque comerciamos con ellas. Las grandes empresas también tienen intereses en esto, son las grandes beneficiadas. Yo no puedo acabar el mes con lo que me asignan de cuota. Me explico: si sólo entrase en esta casa el dinero procedente de la leche declarada no tendría dinero ni para pagar los piensos, que ya es decir. En esto tendrían que decir mucho las compañías y la propia Xunta de Galicia. ¿¿A cuánto se paga el litro no declarado? ¿La leche asignada por cuota se cobra a 0,32 euros (54 pesetas) y la negra a unos 0,29 (48 pesetas). La industria compra muchos litros por los que no paga impuestos, pero a diferencia de nosotros, gana. En el queso del supermercado o en el cartón de leche no viene detallado si el producto está elaborado con una materia prima que ha tributado o ha quedado exenta. ¿¿Cómo ve el horizonte? ¿Crudo. Nadie sabe que va a pasar, aunque ahora las industrias anuncian nuevas bajadas en el precio del producto. Eso sería una auténtica vergüenza. Me pregunto siempre quién es el que nos defiende de estas decisiones que adoptan las empresas sin consultar a los ganaderos. ¿¿A qué cree que se debe? ¿Es un complot entre ellas. No aplican un recorte a la vez, todas juntas. Baja una, luego la otra. Así es como evitan dar la sensación de que han pactado los precios, pero nosotros sufrimos las pérdidas igual. ¿¿Cuál es el papel de la Xunta en este conflicto? ¿Eso quisiera saber yo. Debería meterse más, pero entiendo que no le interesa porque el poder político y el de las industrias tienen un interés común, van de la mano, sin atender las verdaderas demandas que hace el sector de la producción. ¿¿Y los sindicatos? ¿Muchos no viven de esto, pero nosotros sí. Creo que uno de los problemas es que los agricultores no estamos todos unidos. Deberían convocarse reuniones periódicas entre representantes de la Xunta, de las industrias lácteas y de las organizaciones sindicales. Sólo así podemos llegar a soluciones satisfactorias. Pero ahora, tal y como están las cosas, vamos a la ruina. ¿¿Cómo repercute el incremento de costes derivado de la EEB? ¿Es un factor importante. Por eso la bajada del litro hace más daño. Ahora, alimentar una vaca es más caro que antes de noviembre del año 2000. Hay unas exigencias razonables, pero tienen su coste. También hay que sumar el incremento de precios derivado del euro. Se nota mucho. ¿El Ministerio de Agricultura sostiene que el futuro del campo pasa por explotaciones grandes y modernas... ¿Me parece razonable. Pero los problemas no son sólo para las granjas de menos de diez cabezas. En la mía, por ejemplo, hay más de sesenta y también estamos en una situación crítica. Esto es una cadena y si falla un eslabón, se va todo al cuerno. Para modernizar algo no hay que ponerle zancadillas todos los días.