Después, ya tiene plan: «Pasear mirando o que fixen e desfrutar da sombra e do son da auga». Manuel ha dedicado un año entero a acondicionar esta ruta. Lo ha hecho altruistamente. «Con ver que vén xente e a desfruta, doume por pagado», dice. El año pasado fueron más de 3.000 personas y este año se esperan 4.000.
Emigrante con 14 años y artífice de la capilla de San Fermín
Manuel López fue siempre un hombre de acción. Con 14 de años, cansado «de andar no monte coas vacas», arrancó a buscarse la vida en Pamplona. Allí aprendió el oficio de cantero gracias al cable que le echó un empresario gallego. A la semana de estar trabajando le doblaron el sueldo. Con el tiempo se labró fama de buen cantero. Las condiciones entonces las ponía él. Trabajó construyendo la ciudadela y la muralla de Pamplona y la capilla de San Fermín, donde los corredores rezan antes de ponerse delante de los toros. Restauró iglesias por todo el valle de Navarra y en 1981 volvió a su tierra. «Rodeamos Santiago de chalés de pedra e na Estrada case todos os que hai tamén foron obra nosa», cuenta.