Las presas que asfixian al salmón

Rocío García Martínez
rocío gARCÍA A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

En su remonte del Ulla el pez bate con varios muros que impiden que llegue a desovar a las aguas de mayor calidad

11 nov 2018 . Actualizado a las 08:32 h.

Es duro ser salmón en el Ulla. En Europa se están tirando presas para facilitar el remonte de los peces y favorecer su supervivencia, pero en Galicia los grandes obstáculos fluviales siguen en pie. Tanto las presas de titularidad pública como las privadas autorizadas para la explotación hidroeléctrica de los ríos. Entretanto, la administración financia campañas de repoblación para frenar la extinción de la especie.

Está probado científicamente que, cuánto más tramo de río encuentre libre el salmón a su paso, mejor le irá a la especie. Los agentes medioambientales encargados de la cuenca del Ulla coinciden en que las mejores áreas para el desove están aguas arriba, donde el agua es más limpia y pura y las posibilidades de supervivencia son mayores. Sin embargo, en el Ulla, hace años que el salmón no puede llegar a la cabecera del río ni de sus afluentes.

Multitud de pequeñas presas de antiguos molinos sin uso siguen en el río. No son el mayor problema. Muchas están semiderruidas, presentan boquetes o tienen escasa altura. A veces anegan zonas buenas para el desove, pero para el salmón suelen ser fácilmente superables. Sin embargo, en su viaje de regreso del mar al río, el salmón se encuentra en el Ulla y su afluente el Deza con otros obstáculos más problemáticos. Dos de ellos -la presa de Ollares y la de Saídres- son insalvables e impiden que el pez alcance las mejores aguas.

Una salida en Sinde

Una de las barreras históricas del salmón en el Ulla es la presa de Sinde, entre Barcala (A Estrada) y Carcacía (Padrón). Lo fue hasta que en enero del 2016 se desmoronó parte del muro que, al no ser reparado, abrió el paso a los peces hasta la siguiente presa. Buena suerte para el salmón y mala noticia para los pescadores. Antaño el coto de Sinde era uno de los más generosos. Desde el derrumbe, los pescadores asegura que el coto está muerto y reivindican la reconstrucción de una presa sin más función que frenar al salmón para echarle la caña.

Escalada vital en Couso

Un poco más arriba el salmón se topa con la presa de Couso, en la zona del Xirimbao, entre Couso (A Estrada) y Reis (Teo). En su día también fue infranqueable, pero una escala de remonte construida hace catorce años facilitó el paso al salmón. La escala de artesas cuenta con una longitud de treinta metros y una anchura de seis y hace posible que los peces remonten el desnivel con descansos en cada uno de los estantes. El coto de Couso, que también propició muchas capturas en años precedentes, ahora es exclusivo para la pesca sin muerte y está mucho menos concurrido.

A golpes en Ximonde

Con los cambios en Sinde y Couso, el primer gran obstáculo para el salmón es hoy la presa de Ximonde, en Paradela (A Estrada). El muro de 3,4 metros de altura cuenta con escalas de remonte, pero situadas en el lugar equivocado. Los remontes se sitúan fuera de las zonas hacia las que suele dirigirse instintivamente el salmón o en áreas no accesibles cuando el río va bajo. Muchos salmones se golpean contra el muro antes de dar con la escala que les facilita el paso. Los salmones saltando dan bonitas instantáneas, pero las heridas que sufre el pez en un momento en el que ya está débil -el salmón no come durante su etapa fluvial- son foco de enfermedades.

Una escala bien construida en la orilla pontevedresa del río o directamente el derrumbe de la presa acabarían con el problema. Tanto esta presa como las de Sinde y Couso son de titularidad autonómica. En Ximonde hay un centro ictiológico precisamente activado para fomentar las repoblaciones y ayudar a la recuperación del salmón. En Sinde y Couso las presas carecen hoy de función alguna, salvo la de obstaculizar el avance de los peces.

Sin salida en Ollares

Por muy ágil que sea el salmón ninguno consigue pasar más arriba del embalse de Touro, en Ollares (Vila de Cruces), que se puso en funcionamiento en el año 2008. Sus 32 metros de pared son infranqueables y el capturadero construido como medida paliativa está en la práctica fuera de uso. Esta central hidroeléctrica que se utiliza para producir energía y también para matizar las subidas propiciadas por la apertura del embalse de Portodemouros es el límite máximo de ascenso del salmón en el Ulla. Desde la desembocadura del cauce hasta aquí el pez dispone de unos 84 kilómetros de río accesibles. Si, como antaño, pudiese llegar a Portodemouros tendría 12 kilómetros más de hábitat.

La presa de Saídres sigue frenando ilegalmente el ascenso hasta la cabecera del Deza

En los afluentes, el salmón tampoco encuentra vía libre. Todos ellos están castrados por una presa o un salto natural. Como el Liñares, que cuenta con la presa de Louzao y con el salto natural de Cruxeiras, con lo que el tramo accesible para el salmón son solo 2,8 kilómetros.

El Deza podría ser un buen escape. En Merza hay un salto natural, pero cuando el río lleva suficiente caudal no es inconveniente para los salmones. El problema está en la presa de Saídres, con su muro insalvable de cinco metros de altura a 16 kilómetros de la desembocadura en el Liñares. Hay más de una sentencia que obliga a la concesionaria de la explotación a construir escalas para los peces y rejillas para que no acaben en las turbinas. La última es ya del 2009, pero no se le ha dado cumplimiento, impidiendo así que el salmón pueda desovar en A Trigueira, en el nacimiento del río en O Candán, una zona óptima por la calidad de sus aguas que ayudaría mucho a incrementar la supervivencia. Abrir camino en el río Deza con una escala significaría ganar el mejor hábitat para el salmón, según los expertos.

La saboga ha vuelto a habitar el río desde que cayó Sinde y se hizo una escala en Ximonde

Las presas del Ulla no solo frenan al salmón, sino a otras especies migratorias que habitan en el cauce fluvial. Como el reo, la lamprea, la zamborca, la alosa (o saboga) o la anguila, que también desarrollan su ciclo vital entre el río y el mar. Incluso la trucha y la boga, que también migran, aunque lo hacen solo a lo largo del cauce fluvial.

En este sentido, el derrumbe de la presa de Sinde y los remontes instalados en la del Xirimbao han dado un soplo de aire fresco a la fauna piscícola. La saboga -una especie que en Europa está en peligro de extinción- hacía años que no llegaba a Ximonde. Desde que se le abrió camino en el Ulla, el centro ictiológico de Ximonde ha documentado su regreso. En los dos últimos años se han visto alevines de saboga, que ahora es una especie incluida en el catálogo gallego de pesca. La anguila, en cambio, está vedada y acusa, en el Ulla y en Europa entera un preocupante descenso en el número de ejemplares.