Denuncian la destrucción de un hórreo anterior a 1901 en Forcarei

David Cofán Mazás
David cofán A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

cedida

Es el más largo de la Terra de Montes con 16 metros de longitud. Apatrigal y Hórrea señalan que el mal uso del inmueble al llenarlo de paja mojada causó el derrumbe

06 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Asociación para a defensa do Patrimonio Cultural Galego y la Red Internacional de Graneros Elevados Hórrea denunciaron la destrucción del hórreo de la casa rectoral de Millerada, en Forcarei. Su presidente, el arquitecto estradense Carlos Henrique Fernández Coto, puso en conocimiento de la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística, la consellería de Cultura e Educación y de la Policía Autonómica los hechos relativos a la destrucción de un elemento patrimonial de gran importancia en la zona y que está considerado un Bien de Interés Cultural (BIC).

Según explicó, vecinos de la zona dieron la voz de alarma al encontrarse el hórreo casi completamente derruído hace unos días. A tenor de los primeros análisis realizados por los expertos de las asociaciones, el mal uso del inmueble y la falta de conservación y mantenimiento pudieron ser las causantes de su destrucción. Fernández Coto señala que el inmueble fue utilizado como almacén de paja, la cual, al estar desprotegida, se mojó y aumentó su peso hasta tal punto que provocó el colapso de la estructura ya endeble por el abandono y el pasar de los años.

Este hórreo de Millerada data de antes de 1901, por lo que está catalogado como un BIC «elemento de máxima protección e cautela, polo que podemos supor que a citada agresión pode ser constitutiva de delito contra o patrimonio se se demostra o dolo ou a neglixencia», señaló. En este sentido, añade que las personas que informaron sobre el estado de la construcción «indicáronnos que en máis dunha ocasión lle chamaron a atención ao sacerdote responsable do ben cultural».

Fernández Coto apuntó que la casa rectoral pertenece al arzobispado de Santiago, siendo el cura de la parroquia el responsable del cuidado de las instalaciones. En su escrito recordó que tanto la Lei de Patrimonio Cultural como la Lei do Solo de Galicia y la de Rehabilitación «impoñen a obriga, aos propietarios de todo tipo de bens, de mantelos nas debidas condicións de estabilidade, salubridade e ornato público, sendo infracción grave a actitude contraria». Asimismo, subrayó que el titular del bien debe proceder a su recuperación y a la reposición de la legalidad.

Solicitan la «inmediata intervención» de las entidades para «levar a cabo unha completa investigación dos feitos, determinar as responsabilidades e poñer en marcha os mecanismos legais dispoñibles para a reposición da legalidade, devolvendo hórreo ao seu estado anterior, coa imposición das sancións que correspondan aos responsables dos feitos».

Advierten que el de Ribela corre el mismo peligro por su estado de abandono

El derrumbe del hórreo de Millerada pone de nuevo de manifiesto la importancia de conservar y proteger debidamente los elementos patrimoniales. Fernández Coto explica que existen dos factores que agudizan la precariedad del patrimonio como son el despoblamiento del rural y el consiguiente abandono de las casas rectorales, que es donde se encuentran principalmente este tipo de estructuras de gran valor. Para tratar de poner freno a esta situación, presentaron un proyecto europeo en el que piden que las casas rectorales se usen como vivienda.

Por otra parte, la Red Hórrea, que aglutina colectivos de Galicia, Asturias, León, Cantabria, País Vasco, Navarra y Portugal, trabaja para que la Unesco declare los hórreos como patrimonio cultural inmaterial. El objetivo es salvaguardar el folklore asociado y, a su vez, favorecer el oficio de su construcción y restauración para transmitir a las próximas generaciones el valor intangible de estas singulares construcciones.

De los más largos del mundo

Uno de los hórreos en peligro de derrumbe es el de la casa rectoral de Ribela. «Está na mesma situación que o da Millerada, aguántase de pé a pedra aguanta o temporal, pero se lle puxeran palla no medio pasaríalle o mesmo», asegura. Es uno de los más largos del mundo con una longitud de 22 metros y 1,5 de ancho, tal y como lo catalogó Apatrigal hace unos años.

El abandono al que ha sido sometido provocó la pérdida de buena parte del tejado y las paredes. Estiman que el coste de la restauración podría oscilar entre los 15.000 y los 20.000 euros, como mínimo.