El baile de negocios en los locales transforma las calles de Lalín

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Rocío Ramos

Las aperturas y cierres se suceden cambiando de forma continúa la fisonomía del núcleo urbano con más actividad

24 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los establecimientos comerciales dan vida a las calles y las transforman en un continuo cambio a lo largo del tiempo. Son la cara exterior de los pueblos y de sus tiendas y locales. Lalín puede presumir de comercio, de escaparates puestos con gusto y una variada oferta, pero al igual que todas las villas y ciudades el abrir y cerrar de negocios va dando lugar a transformaciones. Al igual que en la vida, unos van y otros vienen. Hay establecimientos que se abren y otros que se cierran. Un vaivén al que en Lalín se sumó en los años de la crisis y después de esta numerosos traslados con negocios que cambiaban de ubicación, para mejorar su posición en el callejero o en busca de un alquiler más económico.

El comercio llena las calles, pero si ponemos el punto de mira en las principales arterias comerciales que serían las rúas Principal y Loriga y las de rúas Luis González Taboada y Antonia Ferrín. Son también las zonas donde los bajos son más demandados. Joaquín Loriga suma 36 bajos comerciales. Por la zona de los números impares hay cinco en alquiler y una casa en venta. El último en cerrar sus puertas fue una tienda de ropa de niños que estrenó local y apenas duró una campaña. Abrió en otoño y ya está cerrada. Los hay muy veteranos como la ferretería de Carlos Fernández, renovados como el Café Camilo, con solera como Hortensia o Esperanza. La última incorporación a la calle fue la de la cafetería Loriga que ocupó el espacio de otra ya existente pero dándole una nueva imagen. Por la acera de los pares, el que fuera la cafetería de la marquesina y luego una caja de ahorros lleva muchos años sin vida. Hay bajos que son simples escaparates de otros comercios en una parte de la calle en la que suman una parte importante de la superficie firmas como el Bazar González o Fegus. Guerra reabrió después de un tiempo con el cierre echado y comercios tradicionales como en su día los de Balado fueron ocupados hace tiempo por otras propuestas, en la actualidad están ocupados por Cavanillas dedicado a la moda masculina y Movistar. La calle Principal arranca con el bajo cerrado del Pastor que se quedó hace años vacío después de medio siglo de actividad. Enfrente, el local de otro comercio en su día veterano, el de Modas Carmiña, dio paso a otro que ahora se traspasa y anuncia el cierre.

La rúa Luis González Taboada suma unos 60 locales. Buscan dueño cerca de una docena. Algunos como Galicia Moda se traspasan y están en liquidación. A ellos se suman diferentes locales de hostelería, entre ellos el Talos, el Café Cantigas o el bar Dupla, que están cerrados. Uno de los últimos en cerrar fue una tienda de bolsos y calzado y entre las aperturas están la de la librería Carlín o la zapatería de Cris Abad. En Antonia Ferrín triunfan las tiendas de ropa que copan la mayoría de la oferta. con locales que ya pasaron por muchos negocios en los últimos años. Entre los más recientes están el de Low cost phone, Tien 21 o la lavandería El Cisne junto con veteranos como la panadería de La Morena, entre otros.

Los bancos dejan el meollo. Hace años la calle Principal la llenaban los bancos, algunos siguen y otras sucursales cerraron con el tiempo.

Único en su especie. Hay negocios que se repiten, en algunos casos mucho, otros, como este de Wenceslao son únicos en su especie en la villa.

Mientras unos vuelven otros se van. Pese a su céntrica situación, Loriga y Principal están teniendo mucha menos movilidad (aún extendiéndonos hacia La Cacharela) que sus paralelas, Luis González Taboada y Antonia Ferrín Lalín. Pero pese a todo aquí también hay movimiento y transformaciones. La más reciente la reapertura de un bar que lleva el nombre de la calle.

Cerrados y abiertos. En la rúa de Joaquín Loriga hay locales que llevan cerrados años y otros que van sumando negocios, el último una librería, que tomó en su día, tras un período de descanso, el relevo de una perfumería. Otras de la calle, como una tienda de niños, fue efímera.

Malos tiempos para la hostelería. La rúa Luis González suma varios locales cerrados: el Talos, el Cantigas o el Dupla.

La calle de la moda. La rúa Antonia Ferrín concentra un gran número de tiendas de ropa. En los últimos años, muchas mantuvieron este tipo de negocio pero fueron cambiando de marca o de denominación. Junto a ellas, alguno más reciente como una lavandería de autoservicio, la segunda que se abrió.

Demanda de formaciones políticas. Las próximas elecciones propiciaron la ocupación de locales, aunque la mayoría para solo unos meses.

La caída del imperio bancario y la apertura de locales políticos

Si hace años, la arteria de las calles Principal y Loriga, estaba salpicada de oficinas bancarias, con el paso del tiempo, muchas de ellas pasaron a mejor vida o se trasladaron. Parte de la culpa la tuvieron también las fusiones de cajas y bancos que supusieron un excedente de locales. La bonanza económica atrajo también el interés de otros bancos, algunos de los cuales ya dejaron de tener presencia en la localidad. Los hubo que se transformaron como la antigua sede de Caixanova frente a la estatua de los caballos, un local que continúa abierto, aunque como peluquería y centro de estética.

Hay también locales que llevaban vacíos un tiempo y acaban de abrir sus puertas, aunque en principio serán solo para la campaña electoral como es el caso el de la PAC en Loriga o el del PAYJ en la Principal.