A rúa do vento Una veintena de alumnos del IES Aller Ulloa, recibidos ayer en el Ayuntamiento, se inician en el deporte alpino en la estación de Soldeu-El Tarter
06 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.La veintena de escolares del Aller Ulloa que participan en el primer intercambio de jóvenes entre Lalín y Escaldes fueron recibidos en la tarde de ayer en el Comú o ayuntamiento de la localidad por buena parte de la corporación andorrana y la delegación municipal lalinense. En el acto, la teniente de alcalde, Monserrat Capdevila , les dio la bienvenida confiando en que los chavales disfruten de su estancia. Por su parte, el regidor Xosé Crespo , en tono distendido, indicó a los alumnos que «facede as travesuras xustiñas», recomendándoles un buen comportamiento y atención a profesores y monitores: en estos primeros días así lo están haciendo. En las pistas de esquí Los estudiantes, bajo la tutela del concejal y profesor Manuel Gómez Estévez y de Luis Viz Santomé , partirán de regreso a Lalín el domingo. Hasta entonces continuarán con clases de iniciación al esquí. Y es que, en rápida encuesta de Crespo, la respuesta de los chavales fue unánime: ninguno había esquiado nunca. Durante lo que resta de semana tienen cada mañana dos horas de esquí en la estación de Soldeu-El Tarter, tras hacerlo la primera jornada en La Rabassa. Por las tardes visitarán el santuario de Meritxell, la casa de Lavale, harán patinaje de hielo en Canillo y acudirán al complejo de Caldea. Bautismo de esquí y de aire Una de los 21 escolares que partieron de Lalín no podrá completar el programa. Para Conchi , de Carragoso, el viaje era su primer contacto con el esquí y también su bautismo de aire. Regresó en la noche de ayer en avión desde Barcelona con la delegación encabezada por Crespo. La culpa la tuvo una pequeña fisura en un pie tras caerse en un tobogán en La Rabassa, aunque la escayola no le quitó la sonrisa de la cara en su regreso anticipado a Lalín. Agradecimientos de Crespo El regidor, en la despedida de Escaldes, tuvo palabras de agradecimiento para «esta xente encantadora que nos acolle e nos trata como irmáns» y para la colectividad gallega y de Lalín en Andorra, indicando que la tristeza de la emigración ha encontrado en esta ocasión un aspecto positivo como es el desarrollo del hermanamiento de Lalín y Escaldes-Engordany.