Dídac Cuevas, jugador del Leyma Básquet Coruña: «Queremos que la afición sea partícipe de algo muy especial»
DEPORTES
«Supimos estar unidos y hacer lo que tocaba», indica el base barcelonés sobre la reacción naranja contra el Oviedo
08 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dídac Cuevas i Simarro (Barcelona, 2000) ha caído de pie en el Leyma Básquet Coruña. Pieza fundamental en el esquema de Carles Marco tras dos jornadas, el menudo base catalán predica con el ejemplo como capitán de una plantilla que todavía está en proceso de aclimatación. Cuevas desgrana sus primeras impresiones sobre la afición y el equipo y resalta su mayor virtud de cara a cumplir los objetivos: la competitividad.
—Ha encajado en este nuevo Leyma Coruña como un guante. ¿Cómo está viviendo estas primeras semanas de naranja?
—En verano, cuando decidí con mi círculo cercano venir aquí, me di cuenta de que la clave era encajar en un estilo de juego que me favoreciese. Además, es un club serio que está haciendo las cosas muy bien y que cuenta con una afición que, como se pudo ver el otro día, es la hostia. Como jugador eso es lo que más me motiva. Estoy muy contento, pero esto acaba de empezar. Vamos a disfrutar del buen momento que tenemos y trabajar para seguir a este ritmo el máximo tiempo posible.
—Había coincidido previamente con jugadores como Cremo, Jacobo, Thiam, Pacheco y Mencía. Todo suma…
—Al final, nos conocemos tanto en lo deportivo como en lo personal, y eso, sobre todo a principio de pretemporada, cuando los equipos están encajando sus piezas todavía, nos dio un plus. Es cierto que muchos veníamos de sitios distintos, pero lo de conocer cómo nos comportamos en la pista ayuda mucho.
—¿Con qué otros compañeros ha hecho migas en el vestuario?
—Con todos. Tenemos un equipo de muy buena gente y todos sumamos. Sabemos perfectamente a lo que venimos y eso siempre ayuda. No podría elegir uno, todos aportan su granito de arena para sumar para el equipo.
—¿Cómo está siendo trabajar a las órdenes de Carles Marco?
—Muy bien. Creo que es una entrenador que da mucha confianza y tiene clara su idea de juego. Siempre ayuda mucho al jugador y deja claras las cosas. De momento, dos victorias, que siempre ayuda a que estemos todos más contentos. Carles me está haciendo sentir muy bien, y nos está mostrando a todos dónde queremos estar y cómo queremos llegar.
—Dejó una actuación magnífica ante el Oviedo en el Coliseum, con una recuperación que le valió una ovación de la grada. ¿Qué lectura hace de su partido?
—Prefiero hacer una lectura colectiva más que personal. Por ejemplo, contra el Gipuzkoa no tuve tan buena actuación como el otro día, pero me fui igual de contento a mi casa. El otro día la liga nos demostró lo que es; da igual que estés 18 arriba en casa, que si te relajas, te ponen contra las cuerdas. Me quedo con la reacción del equipo. Supimos estar unidos y hacer lo que tocaba. La lectura más positiva, el papel del público. Estamos empezando a enganchar a la gente para que venga al Coliseum. Queremos que no vengan a vernos ganar o perder, queremos que sean partícipes de algo especial, de un equipo que transmite. Si ganamos, siempre mucho mejor.
—Y en esos días en los que esté menos acertado frente a la canasta, ¿qué puede esperar el equipo de Dídac Cuevas?
—Los días en los que no tengo la opción de tirar o anotar, tengo otras características, como el liderazgo a nivel defensivo. Mi pensamiento siempre es que hay que ganar por lo civil o lo criminal, entre la pelotita o no entre. Me centro en otros aspectos, como ayudar desde el banquillo a los jugadores en pista o mostrar unión en momentos duros. No me han fichado porque tenga que meter 20 puntos por partido. Poco a poco explotaré más mis características.
—Decía de usted Diego Ocampo que siempre ha sido muy competitivo y consciente de qué cosas puede hacer sobre el parqué.
—Me alegra mucho que Diego diga esas cosas de mí, ha sido una persona muy importante en mi vida y sabe perfectamente cómo soy como jugador. Siempre he sido consciente de qué tengo que hacer para rendir. Cuanto más dinámico sea el juego y más posesiones se disputen, más porcentaje de éxito tengo. Creo que en eso se está convirtiendo el baloncesto hoy en día y eso me beneficia.
—Le ha tocado ejercer de capitán en un equipo nuevo junto a Guillem Jou. ¿Cómo afronta esa responsabilidad de hacer de gestor de grupo?
—Siento que la capitanía es una etiqueta. Para mí es natural ejercer de líder, me gusta ayudar a todo el mundo, sobre todo con el objetivo que tenemos por delante aquí. Me lo tomo como la responsabilidad de poder ayudar a mis compañeros en el vestuario, ser con Guillem la cara visible, vayan bien las cosas o vayan mal. Es un honor, pero hay muchos jugadores de calidad en el equipo y todos tenemos que dar un paso adelante.
—El efecto Coliseum se antoja clave para esta temporada. ¿Qué mensaje le transmite a los aficionados?
—Como jugador, lo del otro día fue una pasada. Por favor, que nunca dejen de hacerlo. No son conscientes de lo que nos ayudan, y no solo en los buenos momentos, donde todo es más fácil. El otro día hubo momentos malos y yo noté la energía del público. Que los que estuvieron sigan con esa energía, que nosotros responderemos. Siento que vamos a ser un equipo divertido de ver y se van a sentir identificados. Es una buena oportunidad para que el baloncesto de A Coruña siga creciendo como lo ha venido haciendo estos años. Las puertas del Coliseum están abiertas.
«Nunca pensé que vivir del baloncesto fuese una opción»
Cuevas, que dio sus primeros pasos en el deporte de la mano de su padre, idolatra a leyendas del Barcelona como Basile y Navarro y a la actual estrella del Real Madrid, Facu Campazzo. Además, en su vida la tinta guarda un lugar especial.
—¿Cómo fueron sus inicios en el baloncesto?
—Mi padre era entrenador de baloncesto en el equipo de mi barrio, y ahí empezó todo. En la vida, a lo que te dediques, siempre habrá alguien que te haya puesto ahí o te haya dado las herramientas para dedicarte a ello. Desde pequeño he tenido afán por la pelota y he visto baloncesto toda la vida. Nunca pensé que vivir de ello fuese una opción, pero fueron pasando los años y fui derribando ciertos techos y teniendo oportunidades. Las aproveché y aquí estoy, creo que no está nada mal.
—¿Cuáles fueron sus modelos a seguir cuando empezó a competir?
—He tenido bastantes a lo largo de los años. Cuando era pequeño me encantaban Gianluca Basile, Juan Carlos Navarro, Albert Sàbat... Luego, cuando fui creciendo más, apareció Campazzo. Fue una figura en la que me fijé mucho, desde que estuvo en el Murcia. Fue un jugador al que le costó explotar.
—Tiene bastantes tatuajes. ¿Podría contar el significado de alguno?
—En la pierna derecha, todo son dibujos animados, películas y canciones de mi infancia, pero aún la tengo por terminar. En el brazo izquierdo, partes de mi vida; el bien y el mal, el lobo solitario, el azar... Arriba, en ese mismo brazo, estoy yo, como en un sueño, subiendo a la iglesia de mi barrio con un balón en la mano. Creo que es una forma de mostrar momentos de mi vida y tengo pensado hacerme más.
—¿Tiene algún lugar favorito para perderse en A Coruña?
—De momento, he estado muy enfocado en estar bien físicamente, pero el otro día fuimos a cenar al Bereket. Además, me gustan mucho las playas. El otro día estuve en Bastiagueiro y me encantó.