Rodri Hernández, un jugador a la vieja usanza: licenciado en ADE y sin redes sociales

Garrido COLPISA

DEPORTES

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

El español ha alcanzado la madurez futbolística y es la pieza central que hace que el engranaje de Guardiola en el Manchester City funcione

12 abr 2023 . Actualizado a las 15:47 h.

Rodri Hernández firmó ante el Bayern uno de los mejores partidos de su carrera. A sus 26 años, el mediocentro madrileño ha alcanzado la madurez futbolística y es la pieza central que hace que el engranaje de Guardiola en el Manchester City funcione a la perfección.

«Guardiola me pide que chute más desde fuera del área», confesó el madrileño tras el encuentro. Dicho y hecho, Rodri anotó ante el Bayern su primer gol en la Champions y, seguramente, el mejor de su trayectoria deportiva. Un disparo lejano con su teórica pierna mala que entró por la escuadra, haciendo imposible la estirada de Yan Sommer.

Más allá del tanto que abría la lata, Rodri en lo suyo es de lo mejor de Europa. Juega, hace jugar, recupera y ordena.. Es el líder silencioso del City. Ante los bávaros, el mediocentro español tuvo un cien por cien de acierto en el regate, y precisamente con un recorte dejó clavado a Musiala, para posteriormente engatillar y abrir el marcador con el gol de su vida.

También completó 17 recuperaciones ante los teutones, en un ejercicio de omnipresencia absoluta. Su mapa de calor dio miedo. Rodri estuvo presente en cada centímetro del césped del Etihad, achicando espacios a los Musiala, Sané y compañía, y haciendo jugar a un City que ve al español como el hilo conductor ideal para su juego coral. Y la clave es la simpleza con la que ejecuta las acciones. No se complica lo más mínimo y hace fácil lo difícil, posiblemente la tarea más compleja de este deporte.

«Defiendo a los futbolistas que juegan al fútbol, no a los que juegan con la pelota», destacó en este sentido el Cholo Simeone durante la etapa del mediocentro madrileño en el cuadro colchonero.

Esta simpleza va en la idiosincrasia de Rodri, un jugador chapado a la antigua. Futbolista de presencia impoluta, llama la atención que siempre juega con la camiseta por dentro, algo extraño de ver actualmente en un fútbol de cada vez más postureo, donde los tatuajes, los peinados extravagantes y las botas de colores ocupan las portadas. Pese a su juventud, tampoco tiene redes sociales. «La fama no me llena. No me gusta ser extravagante», confesaba Rodri en una reciente entrevista, confirmando que le gusta pasar desapercibido en un monstruo mercantilista como lo es el fútbol actual.

Además, también pertenece a ese porcentaje bajo de futbolistas que son licenciados en una carrera universitaria. En su caso, el mundo de la economía le apasiona desde pequeño y estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Castellón. De hecho, la consiguió acabar a distancia tras su fichaje por el City, y de vez en cuando se escapaba de la ciudad inglesa dirección Castellón para hacer los exámenes de la carrera. Actitudes que definen la esencia terrenal de Rodri.

Descartado por bajito en juveniles

Pese a su actual 1,90 centímetros, Rodri tuvo algún que otro contratiempo con su envergadura en su etapa de juvenil en el Atlético de Madrid. Tuvo un desarrollo físico tardío, le cambiaron de posición en varias ocasiones y finalmente, ante la falta de oportunidades y encaje en el equipo, prescindieron de él.

Marchó al Villarreal, donde vieron en él un diamante en bruto, y no tardó en demostrarlo. Rodri pegó el estirón en el conjunto castellonense y en apenas dos años pasó del juvenil al primer equipo, donde tuvo una temporada de eclosión que hizo que los mejores clubes de Europa llamaran a la puerta de la dirección deportiva del Submarino Amarillo, para finalmente recalar de nuevo en el Atlético de Madrid.

Así es Rodri Hernández, uno de los mejores mediocentros del mundo. Un jugador especial que juega con la camiseta por dentro, con el mismo peinado desde hace una década, que no tiene redes sociales y que, en definitiva, vive alejado del foco mediático porque así lo desea. Un futbolista a la vieja usanza de los que ya no quedan.