Ansu Fati: el momento de la verdad para un 10 en sus horas más bajas

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PABLO MORANO | REUTERS

Sin la creatividad de Pedri, el desborde de Dembelé y el gol de Lewandowski, el Barcelona espera que su canterano se reivindique ante el Madrid en la Copa del Rey

01 mar 2023 . Actualizado a las 19:59 h.

El FC Barcelona comienza la semifinal copera contra el Real Madrid sin la creatividad de Pedri González, el desborde de Ousmane Dembelé ni el gol de Robert Lewandowski. Tres cualidades que en la plantilla gestionada por Xavi Hernández solo el mejor Ansu Fati podría reponer. Esa versión del 10 blaugrana, sin embargo, ha aparecido con cuentagotas desde que se rompió el menisco de su pierna izquierda en noviembre del 2020.

Tras cuatro operaciones, las lesiones por fin le han dado un respiro en una temporada en la que está lejos del brillo esperado. Después de un golpe en la rodilla, fue duda en la convocatoria hasta última hora y, pese a las notables ausencias, su titularidad está en el aire.

El delantero de origen bisauguineano, de 20 años, vive sus horas más bajas desde que con apenas 17 se convirtió en el goleador más joven de la historia culé. No marca en la competición liguera desde el mes de octubre y su balance en bruto se reduce a seis tantos y tres asistencias tras 1.250 minutos repartidos en 34 encuentros en todas las competiciones. Solo se perdió el reciente duelo contra el Villarreal, por decisión técnica, y la derrota contra el Almería, por el golpe que hizo peligrar para él un clásico donde, igual que un Barcelona tocado por la eliminación europea, debe reivindicarse.

Más minutos, menos producción

El balance de minutos del internacional español ya es superior al que sumó entre los dos cursos anteriores (1.169), pero su producción ofensiva es casi la mitad. En ese período Fati había acumulado 11 tantos y cinco asistencias; una diana cada 106 minutos. Este año precisa 208 para cada una que realiza.

La visita al Bernabéu es la hora de la verdad para el hombre que heredó el 10 de Leo Messi si no quiere convertirse en otro juguete roto de La Masía. «Se nos trata como un producto», lamentó Bojan Krkic.