En el Dombás no hay VAR

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez Cundíns CUARTO PODER

DEPORTES

28 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Que no cunda el pánico. En el Dombás no hay VAR. No hay manera de saber si fue a un lado o al otro de la línea. Uno puede fingir lo que le venga en gana, que no va a ver la cartulina roja. Curioso color. El mismo que el de la bandera del anfitrión de los Juegos de Invierno, los juegos del hambre. El mismo que el de la sangre. También en Pekín se dieron lecciones de ética geopolítica. El boicot diplomático fue demoledor, todo el mundo lo sabe. Aún están pagando las consecuencias. Y eso que Putin, en un alarde de mano izquierda, esperó al reparto final de medallas para invadir un país. Que es mezclar nabizas con grelos, aunque el lema olímpico y militar bien pudiese ser el mismo: «Más rápido, más alto, más fuerte». Un ligero rediseño del logo, de aros a eslabones, y listo.

El poder, muy fáctico, que tiene secuestradas las pelotas y es capaz de meterle un gol por la escuadra a los Gobiernos, le ha retirado el caramelo de la final de la Champions a Leningrado para regalárselo a París, pero todavía defiende sin sonrojarse su Mundial. Claro que, ni Catar es Rusia, ni Al-Khelaïfi es Abramovich, ni Saint-Germain es Londongrad. Aunque hace un mes lo pareciese. En vísperas del Mardi Gras no es conveniente sacarse la careta, no vaya a ser que a uno le acaben pintado el rostro. Total, la Cuaresma ya está a la vuelta de la esquina, con sus días de ayuno y abstinencia, de luto y penitencia, para redimirse.

 Disfrutemos mientras del gambeteo, de la finta y del amago. Una retirada de presidencia de honor por aquí, una mosca con el «No a la guerra» en la esquina de sus pantallas por allá... La competición física es noble y apolítica mientras no se demuestre lo contrario, aunque se mire al ombligo y se vea sus propias costuras.

Pero el deporte es así. Sigan, sigan. Que aquí no ha pasado nada.