El tenista suizo se encuentra inmerso en el proceso de rehabilitación de su rodilla en el que la paciencia y la prudencia marcarán los tiempos
18 nov 2021 . Actualizado a las 08:54 h.Con 40 años recién cumplidos, Roger Federer anunció que su rodilla había vuelto a darle problemas. Tenía que parar durante «muchos meses» para intentar, por tercera vez, poner remedio a su articulación. En el 2020 y, tras otras dos operaciones, se mantuvo lejos de las pistas durante más de un año. La temporada de hierba le había jugado una mala pasada y su rodilla derecha se volvió a lesionar.
Muchos soñaban con verle el próximo enero en el Open de Australia, algo que se descartó con su presencia en muletas en la Laver Cup el pasado mes de septiembre. Su vuelta era toda una incógnita. La rehabilitación, con paciencia y sobre todo prudencia, se está alargando más de lo esperado. Con un plazo más largo de lo previsto, su recuperación le ha obligado a replanificar la temporada 2022.
En una entrevista al diario suizo La Tribune de Genève, el tenista ha hablado abiertamente de su lesión, de su vuelta y de su retirada, como nunca antes lo había hecho. El helvético asegura que volverá a las pistas pero su regreso podría producirse después del verano del 2022. Esto implica perderse el Abierto de Australia del próximo enero, algo que ya descartó su técnico Ivan Ljubicic, Roland Garros y su grand slam preferido: «Me sorprendería mucho que pudiese jugar en Wimbledon», aclaró Federer.
Este cambio en la planificación se debe a que la recuperación se ha alargado por recomendación médica. «Este verano hemos decidido curar la lesión de mi menisco y eso implicó un un tiempo de inmovilización. Los médicos también aprovecharon la oportunidad para tratar mi cartílago. La combinación de estas dos intervenciones requieren paciencia y prudencia», afirmó.
El tenista de Basilea no había hablado nunca abiertamente de su lesión hasta ahora. «Quería esperar a la primera revisión importante para hacer una declaración pública y esta fue muy alentadora», aseguró el tenista. El tipo de operación a la que se había sometido era una incógnita. Le cosieron el menisco interno de la rodilla derecha y le trataron el cartílago. Ahora le toca mantener la calma. «He iniciado un largo proceso de rehabilitación en el que puse todo mi corazón y mi alma. Pero la situación no es la misma que en el 2016. Tengo que tener paciencia», alertó. El ganador de veinte grandes asegura que la previsión es que «podré salir a correr ligero en enero y volver poco a poco a la pista. Suavemente. No lo saben, pero ya he estado jugando un poco al tenis con los niños. En marzo o abril podré volver a entrenar en la pista».
Con una espera de casi un año para poder volver a Federer competir, el tiempo no le desmotiva, y no descarta competir de nuevo por un grande. «Mi ambición es ver una vez más de lo que soy capaz. Mi vida no se va a derrumbar si no vuelvo a jugar una final de grand slam, pero sería un sueño volver a una de ellas y, de hecho, creo que puedo hacerlo».
Su retirada
Federer no quiere retirarse lejos de la pista. Ambicioso, prefiere no marcarse un plazo. «Creo que todo deportista debería decidir por sí mismo. No hay un momento adecuado para la retirada. Es una decisión muy personal». A la vez que se pregunta sobre cómo será recordado por sus seguidores. «¿Qué tipo de imagen recordará la gente de mi? ¿Mi último set en Wimbledon el julio pasado? ¿O mis títulos de Grand Slam y lo que desencadenó en ellos cuando me vieron jugar? Comprendo los sentimientos de la afición. Sería fácil para mi decir: ‘He dado mucho y he recibido mucho. Detengámonos aquí. Pero invertir todo para volver es también mi forma de agradecer. Mis fans se merecen algo mejor que la imagen de mi última temporada sobre hierba». «Mi mundo no se derrumbará si nunca juego en otra final de grand slam, pero mi sueño es volver una vez más. Y de hecho, todavía lo creo. Creo en este tipo de milagros. Ya los he experimentado», sentenció.