El nuevo temple del indomable Jon

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Aaron Doster | REUTERS

Al talento que siempre le acompañó, el español añade ahora madurez para aspirar a los grandes

21 jul 2020 . Actualizado a las 19:39 h.

El golpe llegó en el rough alrededor del green del 16. Con la bola hundida en la hierba alta, Jon Rahm pidió a su cadi, Adam Hayes, un wedge. Imaginó el golpe como le indica en las sesiones de trabajo mental su coach Joseba del Carmen y ejecutó un chip maravilloso, con un vuelo alto y sutil para que su vola volase al hoyo desde la corona del green. Como tantas veces había ejecutado de crío con su entrenador de siempre, Eduardo Celles. Estrategia, cabeza y técnica en un solo movimiento, que después le costó dos golpes de penalidad por una anécdota: en el momento de acomodar el palo unos centímetros por detrás de la bola, esta se movió ligeramente. No hubo ganancia alguna en el ligero desplazamiento de la bola, pero Rahm, consciente de los códigos de deportividad que dan sentido al golf, asumió después sin reproches ni matices el castigo, que en aquel momento añadía algo de emoción a su paseo triunfal por la casa de Jack Nicklaus, el Muirfield Village de Dublin, en Ohio, sede del Memorial, el título que le encumbró, a sus 25 años, como número uno.

El día que Rahm, más de 30 años después sucede al mito, al único español número uno del golf, ese golpe, creativo, audaz y efectivo supone un guiño al inigualable talento de Severiano Ballesteros. Rahm, todavía a años luz del carisma y la jerarquía de Seve, tiene que ganar mucho para que las comparaciones tengan lógica. Pero su garra remite a la del maestro de Pedreña, con cuyos vídeos creció su amor por el juego. Progresó el jugador vasco acompañado siempre de un runrún. La del chico irascible y temperamental. Capaz de estropear con su ira todo lo bueno que anunciaba su golf.

Creció por el camino canónico del golf actual: beca en la Blume en Madrid, formación en una universidad americana (Arizona State), colección de todos los títulos habidos y por haber en su etapa amateur (el Ben Hogan Award dos veces, el Eishenhower Trophy, el liderato del ránking mundial aficionado...). Y la ira permanecía ahí. Pero esa rabia la fue puliendo con su trabajo con un viejo especialista en detonación de explosivos, el coach Joseba del Carmen.

Rahm provocó un temblor con su llegada al golf profesional a mediados del 2016. Desde entonces, encadena un título por año en el circuito americano. Y es el quinto jugador más joven de todos los tiempos en alcanzar el número uno (solo superado por Tiger Woods, Jordan Spieth, Rory McIlroy y Justin Thomas, palabras mayores).

La regularidad

La regularidad, con cinco top ten en sus diez torneos de esta temporada en el PGA Tour le encumbró al número uno. Y a los 25 nadie duda de que su victoria en un grand slam solo resulta cuestión de tiempo.

Con los datos en la mano, el Memorial fue la semana pasada el torneo de más nivel excluidos los majors y los eventos del circuito mundial, con nueve de los diez mejores del ránking y 43 de los 50 primeros, incluida la reaparición de Tiger Woods.

Woods había realizado una genialidad similar a la de Rahm también en el hoyo 16 ocho años antes. Un golpe que definió Nicklaus como «increíble». «Seguro que Seve me ha visto y me ha echado una mano», evocó Rahm como reconocimiento al mito.

Los elogios compartidos frente a Jack Nicklaus: «Tu juego fue fantástico»

Las cámaras captaron el ritual entre el anfitrión y el campeón del Memorial. Nicklaus se interesó por el (no tan) nuevo monstruo del golf. Y Rahm cumplió con la elegancia ante el mito que ganó 18 grand slams, todavía tres más que Tiger Woods: «Yo estoy intentando solo ser como usted».

A sus 80 años, y recién superado el coronavirus, Nicklaus fue generoso con Rahm y destacó, además, su festival en un campo que durante todo el fin de semana mostró su cara más dura.. «Creo que tu juego fue realmente fantástico. El pitch que hiciste en el 16... Fue increíble», le elogió.

Rahm, con el temple ganado en las últimas temporadas, se emocionó al referirse al apoyo de su familia. «Gracias por las virtudes y la disciplina que me han enseñado para llegar donde he llegado y por creer en mí», indicó emocionado.