Messi, el mejor del barrio

DEPORTES

JUAN MEDINA

Marcó su tercer tanto consecutivo de falta y resultó tan decisivo ante el Atlético como lo ha sido en el torneo

04 mar 2018 . Actualizado a las 22:19 h.

También era contra el Atlético, también se jugaba en el Camp Nou, también quedaba la Liga resuelta en un partido. También había Mundial ese verano, de los que encogen el pie de muchas estrellas que viven de un club pero piensan en su selección al meter la pierna. También hubo una falta levemente escorada a la derecha del ataque local, próxima al área. Portería opuesta; Courtois bajo palos aquel día. También se la pidió Messi, también marchaba empatado el encuentro. En el palco, Zubizarreta, sentado al lado de Puyol, se ajustó las gafas y guardó el móvil en la chaqueta. Mateu, alertado por Neymar, envió unos pasos hacia atrás el muro atlético; el 10 cogió carrera. El chut, potente, no salvó la barrera. El Atleti sostuvo el resultado y el Barça cerró su única campaña sin títulos en los últimos diez años. La del 2014, la del Tata Martino.

Cuatro temporadas después, busca el triplete. Está en la final de Copa, lleva cierta ventaja en octavos de Champions, y ayer dio carpetazo a la Liga con once jornadas de margen y el casillero de derrotas inmaculado (nadie en Europa puede presumir de esto último). Selló el campeonato doméstico otro gol de Messi, el 24 del actual pichichi, líder también en asistencias (una docena). «Si le quitamos la camiseta a Messi y le ponemos la del Atlético, el Atlético posiblemente habría ganado 1-0. Esto es como en el barrio cuando uno elige al mejor, y el mejor va con ellos». No necesitó más Simeone para explicar la derrota. No requirió de más el Barça para vencer el partido. El futbolista argentino hizo bueno el despliegue de Rakitic y Busquets, el muro instalado por Piqué y Umtiti. Saboteó el fenomenal trabajo de Giménez en una cuestión entre uruguayos en la que siempre perdió Suárez.

El central rojiblanco, impecable a ras de césped e imperial por alto, fue el único a la altura del 10 local, omnipresente. No eludió la Pulga una refriega: bajó a pedirla, subió a llevarla, hizo de Iniesta cuando faltó el manchego, y de Messi todo el tiempo. Incluso ya en la segunda parte, tras presentarse el Atlético al duelo, consiguió que no hubiera encuentro. El rival le dio cierto cuartel; respetó sus tobillos bajo la perfecta vigilancia de Gil Manzano, y solo una vez le entró en falta. Thomas, a la derecha del área según el rosarino atacaba. Suficiente. No se atascó esta vez la pelota en la barrera, salvada a ras de suelo en Las Palmas y ayer por alto. Tercer tanto consecutivo en la misma suerte para el argentino, que va puliendo su zurda a balón parado con Rusia a la vista y Brasil en la memoria (Alemania ganó aquel Mundial del 2014. Messi tuvo, consumida ya la prórroga de la final, la última de Argentina. Envió a las nubes el libre directo).